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Aunque muchos ávidos fanáticos alegan que sin "Tron" nunca hubiera existido "The Matrix", los lectores de ciencia ficción familiarizados con las obras de William Gibson, Neal Stephenson y Philip K. Dick saben que el génesis de toda esa corriente de "realidad virtual" tan socorrida por Hollywood en la última década proviene directamente de los libros de los mencionados titanes del género. Pero parte de la hipérbole de los fans de "Tron" sí es cierta; aunque en su tiempo fue un fracaso de taquilla, el espacio computacional que "Tron" propuso sentó las bases gráficas y estilísticas con el que la cultura popular relacionaba el entonces reducido mundo de las computadoras. Los famosos "Mainframes", hoy casi obsoletos, tenían una tenebrosa similitud con el "Big Brother" de Huxley, y para muchos presagiaban el fin del control de la raza humana sobre el mundo.

Casi veinte años después tales profecías se han quedado cortas en ciertos aspectos. En otros aspectos, resultaron demasiado optimistas. El punto es que "Tron" fue innegablemente una introducción amable al misterioso mundo del silicón para niños y adolescentes que poco a poco nos hizo descubrir que había efectivamente algo más adictivo que la venerada televisión: los videojuegos. Y el interés en los videojuegos, si uno corrió con suerte, desencadenó también un interés en la tecnología que posiblemente ayudó a moldear el mundo hasta el estado en que ahora lo vemos. Pero, ¿fué entonces la película "Tron" responsable por la explosión del internet, por América OnLine y por el virus Merry_Xmas? Probablemente no. Pero estoy seguro de que hay muchas personas en las que influyó tanto como en mí. Y en el contexto global, tal vez el número no sea tan despreciable.

Pero dejemos de especular sobre su importancia histórica. "Tron", después de todo, y a pesar de sus propuestas filosóficas, se trata de videojuegos y de sus creadores. La historia comienza con Flynn (Jeff Bridges) tratando de introducirse ilegalmente a la red del MCP, computadora central de la empresa donde él trabajaba, y que supuestamente le robó las patentes de varios innovadores videojuegos que han significado tremendo crecimiento económico para la compañía. Flynn trata de violar los protocolos de seguridad para encontrar evidencia de ese robo y reclamar como suyos los videojuegos. Pero sería muy aburrido ver al programador sentado al teclado. Afortunadamente resulta ser que en el espacio computacional (que hoy llamamos ciberespacio), los programas llevan una vida propia que hasta cierto punto emula a la de sus creadores. Entonces, vemos al programa de análisis que Flynn escribió, llamado Crom (también interpretado por Jeff Bridges) como una interpretación de su autor, viviendo en un entorno electrónico que contiene muchos análogos del mundo real. Pero el malévolo MCP (Master Control Program, con la voz electrónicamente alterada de David Warner) destruye al programa. A la mañana siguente Alan (Bruce Boxleitner) descubre que como consecuencia del ataque de Flynn, los parámetros de seguridad se han reforzado y junto con su novia Lora (ex-novia de Flynn), visitan al joven programador para sugerirle que cese sus intentos de penetrar en la red. Flynn, antes el programador estrella de la compañía, ahora es dueño y administrador de un "arcade", un lugar de videojuegos donde los niños y jóvenes depositan miles de dólares en las versiones tragamonedas de los videojuegos que el creó y que luego le robaron.

Pero cuando Alan y Lora se enteran de que Flynn conoce evidencia inequívoca de la culpabilidad del MCP y de su creador, Ed Dillinger (David Warner de nuevo), deciden ayudarlo a infiltrarse en la compañía, para que en una terminal autorizada Flynn logre encontrar los archivos que le ayudarán a probar sus alegatos de plagio. Ya en la empresa, el MCP se da cuenta de la intrusión de Flynn, y mediante un proceso experimental de absorción física de objetos en el espacio computacional, el siniestro mainframe se "traga" a Flynn, y lo deposita en su interior, donde el resto de los programas vive. Flynn es puesto a jugar en la rejilla de videojuegos, con el propósito de eliminarlo, tal como el MCP hace con la multitud de programas obsoletos cuyas funciones ya ha asimilado. Pero Flynn no es un programa... es un usuario. En el mundo de los programas tal cosa conlleva una reverencia religiosa y adicionalmente confiere a Flynn ciertos poderes que le ayudarán a sobrevivir los retos de los videojuegos y a redimir al ciber universo al liberarlo del férreo control del MCP, que controla todo y a todos.

Los principios filosóficos de "Tron" son evidentes, y forman parte del código ético de los primeros programadores y hackers que desde los cincuentas veían a la ciberrealidad como una alternativa viable a nuestro mundo de burdos átomos, lleno de limitaciones físicas y restricciones sociales. El fundamento de esta filosofía es "La Información Quiere ser Libre", y bajo el disfraz de aventura de ciencia ficción, forma el nudo narrativo de "Tron", así como su más fuerte mensaje.

Además de la sorprendente relevancia actual de dicha filosofía, "Tron" también innovó con el imaginativo uso de los gráficos por computadora para crear un mundo que se beneficiaba por la crudeza de las imágenes digitales de entonces. El castigo final en la película no es la muerte, sino el "de-rez"... la disminución de resolución hasta que el ente u objeto cesara de existir. Sin buscar en ningún momento el fotorrealismo, "Tron" consigue una hermorsa plástica, a la vez estéril y orgánica, donde los fractales y la geometria comparten importancia, y en el que los colores primarios son diestramente usados para connotar la gama de humores y emociones de nuestro burdo mundo real.

En cuanto al elemento humano, no hay mucho que decir. Bruce Boxleitner, Cindy Morgan y Jeff Bridges son apenas funcionales, y David Warner es una mera caricatura del villano. Pero nada de eso importa cuando la tecnología y las ideas son los auténticos protagonistas.

Vista en nuestra época, es imposible apreciar el impacto que "Tron" tuvo en su tiempo. Y para quien no guste de los videojuegos será imposible explicar su relevancia en el diseño y mercadotecnia de esos juguetes digitales. Pero quien haya vivido de primera mano tales eventos recordará con cariño a esta imperfecta pero innovadora película, que ponía en términos vívidos y sencillos, no la forma que tomaría la tecnología computacional en el futuro, sino las ideas que deberían guiarla, y los peligros de los que deberíamos alejarnos para lograr el libre flujo de información. La existencia de los conocidos monopolios que van totalmente en contra de todo eso son clara muestra de que las advertencias cayeron sobre oídos sordos. Y a los discípulos de "Tron" que han sido firmemente absorbidos por los monopolios y convertidos en meros bits dentro del programa global, sólo les queda rezar por la segunda venida del Usuario.

Pablo

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Tron
(Tron)

Imágenes © 1982 Walt Disney Pictures

Walt Disney Pictures
1982
96 minutos

Dirigida por Steven Lisberger
Escrita por Steven Lisberger y Bonnie MacBird
Editada por Jeff Gourson

Elenco:
Jeff Bridges .... Kevin Flynn/Clu
Bruce Boxleitner .... Alan Bradley/Tron David Warner ....
Ed Dillinger/
Sark/Master Control Program (voz)
Cindy Morgan .... Lora/Yori
Barnard Hughes .... Dr. Walter Gibbs/
Dumont
Dan Shor .... Ram
Peter Jurasik .... Crom