Como muchas otras cosas, el cine tiene temporadas en las que un género predomina sobre otros, donde lo que parece ser popular es explotado hasta el cansancio por los estudios cinematográficos en busca de, como se dice, "traseros en los asientos" y su natural consecuencia: carretadas de dinero. El género que nos atañe esta vez es, de nuevo, la comedia juvenil. Actualmente se generan literalmente decenas de películas de este género por año, y con buena razón: los adolescentes son uno de los mercados más importantes para el cine (y para muchas otras industrias) de modo que quien sepa predecir las modas (o dictarlas) y pueda identificar las tendencias de la juventud tendrá éxito asegurado, aunque probablemente efímero. Y si algo sabe Hollywood es copiar éxitos pasados e intentar reproducirlos hasta el punto de la parodia, confiando en elementos ya probados y aceptados en vez de intentar innovar. Por eso, por cada comedia juvenil exitosa o de superior cualidad, como "American Pie", "Bring It On" o "Can't Hardly Wait", tenemos multitud de bodrios como "Head Over Heels", "Tomcats" o "Say It Isn't So". Las causas socioeconómicas que fundamentan este comportamiento son, como todo, cíclicas; a mediados de los noventas la explosión del cine de acción (que parecía nunca terminar), comunmente dirigido a adultos por su violento contenido, descuidó al mercado adolescente, quien se encontraba atorado entre las bobadas de Disney y la ultraviolencia dirigida a adultos. Adicionalmente la economía en ascenso convirtió a este mercado en uno de los más afluentes lo cual unido a su fácil manipulación por parte de figuras públicas, música popular y programas televisivos fue poco a poco madurándolos hasta convertirlos en consumidores perfectos. Cuando Hollywood se dió cuenta de ello empezó la avalancha que hasta el momento sigue, con pocas señales de decaer. Ya lo hará, pero por lo pronto estamos obligados (para bien o para mal) a ajustarnos al mundo del PG-13.
He mencionado que el fenómeno es cíclico... desde los cincuentas por lo menos podemos ver los frecuentes brotes de cine orientado a jóvenes; desde el cine de "delincuente juvenil" en los sesentas hasta las películas de "spring break" de los ochentas... y en esta etapa tenemos el sub-segmento generado por una de las personas que más influencia tienen en el cine y televisión contemporáneos: John Hughes.
Así es... de nuevo Hughes. No quiero repetir sus múltiples logros; sólo mencionaré que con películas como "Sixteen Candles", "Weird Science" y "The Breakfast Club" influyó como pocos en los gustos e ideología de una generación. Si eso es bueno o no, no lo sé, no lo quiero discutir aquí, y francamente ni me interesa. Lo que me interesa es hablar sobre la que yo considero su obra maesta: "Ferris Buller's Day Off".
Conocida en el mercado hispanohablante por una variedad de nombres ("Experto en Diversión", "El Día Libre de Ferris", "Un Día de Locura"), la película narra un fragmento en la vida de Ferris Buller (Matthew Broderick), quien acompañado por su amigo Cameron Frye (Alan Ruck) y su novia Sloane Peterson (Mia Sara), decide tomarse un día libre, no asistir a la escuela y darse una vuelta por la ciudad de Chicago, cerca de la cual vive (en el legendario y ficticio suburbio de Shermer). Al principio de la película vemos a Ferris en la mitad de una tremenda actuación para convencer a sus amantes y comprensivos padres de que está enfermo, ("Tengo examen de matemáticas... no... puedo... faltar...", dice, demasiado débil para incorporarse de la cama) para "contra su voluntad" quedarse en casa y no ir a la escuela. Los padres, sumamente confiados en la honestidad de su hijo, acceden. Se tragaron la actuación sin chistar. Sólo Janie (Jennifer Gray), su amargada hermana, se da cuenta del engaño, y enfurecida por el modo como su hermano siempre se sale con las suyas, se marcha al colegio, planeando algún modo de desenmascarar al muchacho y revelar al mundo su naturaleza manipuladora.
Los padres de Ferris se van a trabajar, e inmediatamente él se comunica por teléfono con su mejor amigo, Cameron Frye. Frye parece estar legítimamente enfermo, pero Ferris sabe que sólo está deprimido. Luego de insistirle mucho, Cameron accede a recogerlo en el Ferrari de su papá con el fin de pasar a la escuela y sacar a Sloane, la novia de Ferris, para pasar un día de paseo disfrutando lo que Chicago puede ofrecer. Luego de un par de llamadas en las que Cameron simula ser el papá de Sloan, el director de la escuela, Ed Rooney (Jeffrey Jones), se ve obligado a "liberar" a Sloan, permitiéndole salir de la escuela. Pero Rooney, consciente de los constantes planes y triquiñuelas de Ferris, sabe que algo anda mal... su misión del día será pescar a Ferris en alguna transgresión para aplicar toda la disciplina académica (y tal vez física) que él sabe que Ferris merece.
Con muchas razones y excusas, Ferris convence a Cameron para continuar usando el preciadísimo Ferrari de su padre. Cameron está aterrado, pues dice que su padre quiere más al coche que a su hijo, pero parece buena idea en un principio, así que con el carísimo automóvil, los tres jóvenes inician su camino hacia Chicago. Ya en la ciudad dejan el coche en un estacionamiento público y se dan a la tarea de pasar por los sitios de mayor interés turístico de la ciudad, que van desde exclusivos restaurantes hasta la Torre Sears. En el camino el trío tiene varias aventuras en las que comúnmente ridiculizan a algún adulto (que francamente lo merece); al mismo tiempo, el Director Rooney visita la casa de Ferris para confirmar que el muchacho está enfermo; en vez de eso, sólo logra una confrontación con el feroz perro de la familia, lo que lo deja sin zapatos, enlodado y más enfurecido que nunca.
El día avanza, y llega el momento de que Ferris y sus amigos regresen a casa, pues sus padres pronto llegarán. Entonces, luego de más peripecias, por fin llega el momento culminante... Rooney sorprende a Ferris. Parece que no hay escape. Afortunadamente Janie, su hermana, también ha tenido un par de aventuras en el día (particularmente un encuentro con un drogadicto), y como resultado su actitud amargada ha cambiado totalmente... no quiero revelar más, pero evidentemente el adulto es ridiculizado una vez más (incluso en los créditos de la película) y todo se resuelve satisfactoriamente. Ferris triunfa de nuevo.
La película, como es común en la obra de John Hughes, mezcla todo tipo de comedia, desde barato slapstick (cuando Ferris encabeza un desfile por las calles de Chicago) hasta detalles más sutiles y sofisticados (como la ironía de Rooney como pasajero de un autobús escolar). Adicionalmente, se tratan seriamente ciertos puntos relevantes en la vida de todo adolescente, como el imparable avance del tiempo y las atemorizantes consecuencias que eso tiene en su vida. De hecho el momento más incierto de la cinta es cuando Cameron decide confrontar a su padre, deseando su atención aunque sea para regañarlo. Pero los momentos serios, aunque muy bien trabajados, solo sirven como contrapunto de la comedia, y en escena tras escena Hughes y su elenco meten tanto detalle como les es posible, creando una de las comedias más satisfactorias que he visto en mi vida.
Casi quince años después de su estreno la película se siente aún fresca, pues se tomó la sabia decisión de no hacerla muy "a la moda", lo cual hubiera ocasionado que envejeciera prematuramente. Otro factor que contribuye a la longevidad de la cinta son los actores... Matthew Broderick, Alan Ruck y Mia Sara son jóvenes arquetípicos, no sujetos a la temporalidad de las situaciones de la película, sino a la universalidad de la experiencia adolescente. Jeffrey Jones como el director Ed Rooney tiene tal vez el papel más difícil, pues aunque interprete al villano logra imprimirle la humanidad necesaria para que el público entienda sus razones, entre las cuales no sólo están las de su celo académico, sino su validación como hombre en su edad madura.
"Ferris Buller's Day Off" es una de mis películas favoritas, y aunque es más o menos popular, creo que debería ser más ampliamente reconocida como una obra maestra de cine de los ochentas, en la que se juntan exitosamente la comedia juvenil con el comentario social, redondeada con fantásticas actuaciones que se convertirían en el molde del que futuros cineastas intentarían, con mayor o menor éxito, generar a sus héroes y villanos. Tan vigente ahora como hace una década e igual de divertida.
Películas
del Mes anteriores:
Imágenes © 1986 Paramount Pictures
Paramount Pictures
1986
100 minutos
Dirigida y escrita por John Hughes
Editada por Paul Hirsch
Elenco:
Matthew Broderick .... Ferris Bueller
Alan Ruck .... Cameron Frye
Mia Sara .... Sloane Peterson
Jeffrey Jones .... Ed Rooney
Jennifer Grey .... Jeanie Bueller
Cindy Pickett .... Katie Bueller
Lyman Ward .... Tom Bueller
Edie McClurg .... Grace
Charlie Sheen .... Drogadicto