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Por fin nos llega una de las películas favoritas de Bill Clinton (por lo menos de 1999). "Tres Reyes" es ese extraño tipo de película que en su tono y significación contradice su aparente género; esto es, aunque su apariencia general es de una película de acción (y vaya si los cortos explotaron esto), su ideología la separa no sólo de la temática tradicional de dicho género, sino incluso de la mentalidad que acompaña a ese tipo de película.
"Tres Reyes" es básicamente un estudio de personajes y de las circunstancias que promueven el florecimiento de la inherente ambición y estupidez humana, en muy variados niveles, demostrando que desde el peón más insignificante hasta el dirigente más importante, todo funciona igual.
La cinta comienza cuando "Tormenta del Desierto" acaba. Los soldados, claramente fuera de su ambiente, están listos para regresar casa. En el proceso de rendición de los iraquíes, cae en manos de una pequeña unidad de soldados un supuesto mapa que revela la ubicación de los búnkeres donde Saddam Hussein almacenó los valores que robó de Kuwait durante la invasión.
Es así como comienza la clásica cacería del tesoro, pero en un entorno totalmente incongruente. Para crédito del director, esta incongruencia es uno de los mejores elementos de la película, ya que a diferencia de las clásicas películas donde esta búsqueda era un fin en sí misma, "Tres Reyes" la usa como la herramienta narrativa que motiva el desarrollo de los personajes y de las situaciones que transmiten el fuerte mensaje anti-bélico y (sorprendentemente) anti-yanqui de la cinta.
La dirección es curiosamente flamboyante, muy distinta a lo que se esperaría de una película con ideas tan solemnes, pero es la mejor decisión posible, pues así adquiere una personalidad muy fuerte, que la hace memorable y ayuda a la transmisión de su mensaje.
Esta película podría considerarse como el hermano menor de "Rescatando al Soldado Ryan"; ambas contienen mensajes similares, pero "Tres Reyes", lejos de ofrecer sentimentalismo fácil y homilías tranquilizadoras, se va directamente al golpe visceral (literalmente), donde la violencia y las acciones tienen consecuencias reales y en ocasiones irreversibles. No hay razones, sólo racionalizaciones.
Además de un guión poderoso, esta cinta tiene el beneficio adicional de actuaciones tan carismáticas y precisas que imprimen a los diálogos toda la emoción y evolución necesarias para dibujar perfectamente a los personajes y sumergirnos en su mundo. Esta inmersión total es, para mi, el mejor indicador del talento del director y de su elenco. También es notorio el enfoque que se tuvo para la selección de actores; incluso los personajes secundarios son muy fuertes, lo que muy seguido falla en este género, donde los coestelares tienen dos líneas antes de servir como carne de cañón. En este grupo resalta particularmente Nora Dunn, quien ha perfeccionado el papel de mujer amargada más allá de lo humanamente concebible. Si ese es el límite de su rango, no podría decirlo, pero aquí funciona perfectamente y es ese "valor agregado" a las frías palabras del guión lo que puede consagrar a un actor, reconocido o no.
Lo mejor de todo, creo yo, es que esta película transmite sus ideas sin emitir juicios evidentes. No alecciona; simplemente nos muestra los hechos y espera que como público tengamos la madurez y visión para interpretar su significado. Cuando así sucede, se logra una conexión entre los creadores y la audiencia. Cuando no, por lo menos nos divierten las explosiones.

Calificación: 9

Pablo

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Tres Reyes
(Three Kings)

1999
114 Minutos. Clasificación C.

Dirigida por David O. Russell
Escrita por John Ridley y David O. Russell

Elenco:
George Clooney .... Archie Gates
Mark Wahlberg .... Troy Barlow
Ice Cube .... Chief Elgin
Spike Jonze .... Conrad Vig
Nora Dunn .... Adriana Cruz
Jamie Kennedy .... Walter Wogaman