Réquiem por un Sueño, por Pablo

Uno de los temas que están de moda en la cinematografía moderna es el de las drogas, obviamente como reflejo de la situación actual, donde el consumo y tráfico de drogas se ha convertido en un factor social de una relevancia tal como no se veía desde la prohibición de alcohol en los treintas. Desde luego este género no es nuevo: desde los mencionados treintas existían películas como "Scarface"; en los cincuentas el villano alcohol protagonizaba obras como "The Lost Weekend"; en la clásica "Reefer Madness" la satánica adicción era a la mariguana, demonizada vehementemente en ese tiempo por Randolph Hearst, el Rupert Murdoch de la época; en los sesentas, cintas como "The Trip" glamorizaban el uso de los alucinógenos, quizá promoviendo su uso subliminalmente, por debajo de la aparente adoctrinación en su contra. El caso es que podemos dividir las películas de este tema en dos campos: las que se pronuncian en contra y las que se limitan a mostrar hechos, dejando la moralización o interpretación al espectador.

"Réquiem por un Sueño" pertenece a esta categoría. En la película vemos la paulatina demolición de cuatro adictos, quienes en la búsqueda del "high" continuo ven su conducta alterada de formas cada vez más surrealistas hasta convertir su vida en una pesadilla abstracta, donde todo gira alrededor de la adicción. Sara Goldfarb (Ellen Burstyn) es una matrona adicta a la televisión (¡ouch!... sentí una pedrada). Un buen día recibe por teléfono una invitación para participar en uno de los programas de concurso que tanto disfruta, y su entusiasmo por el vacío entretenimiento del tubo la invita a ponerse en forma para lucir lo mejor posible ante las cámaras. Una bien intencionada amiga la contacta con un irresponsable médico que receta anfetaminas por carretadas como rápido método para adelgazar. De ahí en adelante las cosas sólo empeoran. Mientras tanto, Harry (Jared Leto), el hijo de Sara, es víctima de su adicción a cualquier substancia que le produzca placer. Él junto a su novia Marion (Jennifer Connelly) y su amigo Tyrone (Marlon Wayans) buscan no sólo el consumo de substancias, sino el modo de hacer negocio con ellas. Para ello diseñan un simple pero peligroso plan que parece dar resultado temporal, pero como siempre pasa en estas películas, contiene riesgos ocultos que el trío no podrá evadir.

El tema, como se ve, no es nada nuevo; el enfoque objetivo, en virtud del cual meramente se presentan los hechos, tampoco es inusual. Pero la brutal intensidad de la cinta y el modo en que visual y auditivamente retrata la compulsión generadora de adicciones es realmente innovadora. Darren Aronofsky, el hábil director que tan agradablemente sorprendió con "Pi" hace un par de años, regresa con mayor presupuesto a implementar su única visión a este delicado tema. Aronofsky hace uso de gran cantidad de herramientas técnicas para mostrarnos los vulnerables personajes en sus peores momentos, pero nunca deja que el medio o el estilo tenga precedencia sobre las emociones que genera la historia. Hubiera sido muy fácil emplear efectos digitales para simular los "highs" o las consecuentes alucinaciones, y dejar que dichos efectos condujeran la película, pero Aronofsky es demasiado listo para eso. Sabe que el éxito de la película reside en la resonancia que las experiencias de los protagonistas tengan con la audiencia, y para ello ha reclutado un excelente ensamble de actores y actrices. Jared Leto como Harry muestra la inteligencia necesaria para meterse en problemas, pero no para salir de ellos. Su optimismo en la cara misma de la tragedia resulta conmovedor. Jennifer Connelly es una bellísima actriz con el valor necesario para destruir su atractivo en cámara en aras de la historia; su trabajo en "Réquiem por un Sueño" muestra de una vez por todas que bajo el control del director correcto es tan buena actriz o mejor que muchas divas "consagradas". Marlon Wayans como Tyrone, el amigo de Harry, es una revelación. Luego de las gracejadas con sus hermanos en "In Living Color" y "Scary Movie", resulta ser un actor muy competente en el género dramático. Pero la que definitivamente se lleva las palmas es Ellen Burstyn. El descenso de su personaje es horriblemente realista y todo momento convincente. Este es un trabajo extraordinario, y el que la "Academia" haya otorgado el Óscar a Julia Roberts por su burda actuación en "Erin Brockovick" en vez de a Burstyn (que también estaba nominada) representa un insulto para la actriz, y una muestra más de los ridículos criterios que dan forma a esos "prestigiados" premios.

Tanto por su aspecto estilístico y visual como por sus actuaciones, es imprescindible ver "Réquiem por un Sueño". Con su segunda obra, Aronofsky demuestra que el éxito de "Pi" no fué casualidad, sino el resultado de la visión de uno de los más prometedores talentos de la cinematografía contemporánea, que espero lleven al medio a nuevos niveles en las décadas por venir. Como dije, esta película es bastante dura, pero indispensable para el auténtico aficionado al cine de vanguardia.

Calificación: 10

Pablo

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Réquiem por un Sueño (Requiem for a Dream)

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