Desde hace años deseo que alguien tenga el valor de realizar una película
de espías que siga fielmente la realidad del oficio. No con bellas mujeres,
coches de lujo y exóticas locaciones, sino con el crudo realismo de esta ingrata
ocupación: el terror constante, las traiciones y dobles traiciones, el desencanto
por las corrientes políticas y la inherente crueldad de las condiciones en
las que por lo general se desarrolla tal actividad. Lo más cercano a ese tono
que he visto recientemente es "Ronin", en 1996. Previamente recuerdo
que "Clear and Present Danger" (Peligro inminente) tocó temas similares,
pero sin ahondar lo suficiente.
La primera "Misión Imposible", en 1996, trató de adentrarse más
en el tema, claro, con la usual pátina de glamour que Hollywood imprime sobre
todo, pero finalmente fracasó por preocuparse más por las secuencias de acción
que por el intangible elemento de suspenso que debería tomar preponderancia.
Pero por lo menos lo intentó. "Misión Imposible 2", por su parte,
no es nada más que una serie de secuencias de acción unidas por un pedestre
argumento sacado de cualquier thriller hecho para televisión estelarizado
por Andrew Stevens o Eric Roberts.
La película está dirigida por el Gran Ministro Imperial de la acción, el genial
John Woo, pero su visión ha sido tan viciada por los interminables requerimientos
del estudio cinematográfico y de su estrella, que el resultado final es una
mezcla de los peores elementos de ambas tendencias: Woo es un maestro del
multimencionado "ballet de balas", pero sus caracterizaciones tienden
a ser rápidas agrupaciones de clichés para establecer a los personajes y empezar
cuanto antes con la pirotecnia. Por otro lado, Hollywood tiende a obviar todo
en favor del espectáculo: los estudios creen que cualquier cosa será un éxito
si tiene suficientes explosiones y balaceras en cámara lenta. De este modo,
tenemos una película con personajes escasamente establecidos, un argumento
excesivamente simplificado (creo que mucha gente se quejó de no haber entendido
el argumento de la previa película de este serie) y medianas secuencias de
acción que carecen de impacto y significado por no tener conexión real con
los eventos entre los que se desarrollan.
La película trata sobre la búsqueda de un arma biológica, su antídoto y los
jugadores en ese mortal juego de poder. Ahem. Esta vez (al igual que en la
cinta anterior), el villano es un ex-agente del Impossible Mission Force,
una división de la CIA o de la NSA especializada en lo que Tom Clancy llama
"black ops": operaciones tan secretas y tan fuera de la ley que
deben ser realizadas por virtuales fantasmas: gente sin afiliación trabajando
por dinero, poder o miedo. Es curioso, entonces, ver a Tom Cruise como el
súper agente Ethan Hunt manejando un Audi, dándose la gran vida y portando
un peinado en el que, estoy seguro, se han invertido varias horas por día
y una buena parte del presupuesto de la película. Su tedioso y poco creíble
romance instantáneo con una "hábil" ladrona (sabemos que es hábil
porque tiene gran cantidad de aparatitos electrónicos para abrir una caja
fuerte) existe sólo para artificialmente generar tensión y justificar algunas
ridículas decisiones en el transcurso de la película. Vamos, ni siquiera Anthony
Hopkins sale bien librado como el fantasmal jefe de Cruise, con diálogos razonablemente
buenos, pero gastados prematuramente (con meses de anticipación) en los avances
de la película.
Aparentemente Ethan Hunt tomó el curso de "Cómo ser un James Bond moderno",
pero no asistió el día que enseñaron realismo. Estoy conciente de que las
películas de John Woo se desarrollan en un mundo imaginario, donde las leyes
de física y la gravedad trabajan sólo en función de lo que sea "cool".
Aún así, mucha de la acción en esta película rebasa la línea entre lo sorprendente
y entra al terreno de lo ridículo. Por lo general no me molestan las exageraciones,
pero cuando se ven tan falsas como en ocasiones pasa en esta película, perjudica
la mínima credibilidad que pueda ofrecer.
Lo único que disfruté de la cinta fué la actuación de Ving Rhames, quien regresa
como Luther Stickell, el experto en computadoras preferido por Hunt. Sin embargo
su participación es demasiado corta y sus diálogos son tan absurdos que su
personaje empieza a irritar luego de un rato.
Creo que en ocasiones es preferible una película inherentemente mala que una
mediocre en la que se desperdició todo el potencial con el que contaba. Esta
es una cinta vacía, con algunos buenos visuales pero cero interés o impacto
emocional. La mejor película de John Woo hecha en Hong Kong sigue siendo "The
Killer", y su mejor película norteamericana, creo yo, "Face/Off"
(Contracara). Espero que para la próxima vuelva a sus raíces de bajo presupuesto
para que le regresen el control y tenga la libertad de hacer lo que mejor
sabe: coreografiar el ballet de violencia y coordinar buenas actuaciones,
tal como lo hacía antes de emigrar a los Estados Unidos.
Calificación: 4