La Ley de Herodes, por Pablo

Siempre me ha costado trabajo entender los chistes políticos porque realmente no estoy interesado en ese tema y por lo tanto no sigo las noticias, no conozco a los personajes y no estoy al tanto de los eventos o plataformas que estén de moda. Es por esto que temía que "La Ley de Herodes" estuviera por encima de mi cabeza, pues sabía de antemano que se trataba de una sátira política. Bueno, afortunadamente no fue ese el caso en lo absoluto.
"La Ley de Herodes" es una sátira feroz del sistema político mexicano (y en menor medida, de la política en general). La trama sigue la carrera de un funcionario menor que es puesto a cargo de la presidencia municipal de un pueblo paupérrimo. Su desencanto inicial es pronto reemplazado por entusiasmo, lo que posteriormente invita a la ambición, y los resultados son los esperados en la política, que no siempre concuerdan con el mundo como lo proponen los medios de comunicación.
Los recursos técnicos son muy competentes. La fotografía rebasa la funcionalidad y entra al terreno francamente artístico. Claro que la fotografía super definida y deslavada de parajes desérticos ya se ha vuelto un cliché visual en estas últimas décadas, pero no por eso deja de vestir muchísimo esta historia, aparentemente simple pero basada en complejidades políticas que aunque todos suponemos, rara vez se manifiestan con esta claridad.
Los actores funcionan muy bien en sus papeles. Las caracterizaciones no podrían ser mejores; creo que más de la mitad del éxito narrativo de la cinta se basa en la acertada selección de reparto. Gracias a esto, aún cuando algunas actuaciones pequen de excesiva caricaturización, no afecta la credibilidad del guión ni nuestra aceptación de los personajes.
Tal vez muchos vayan a ver "La Ley de Herodes" por la polémica que ha producido, y eso está muy bien, pero si logran ver más allá de la caricatura política, verán una historia original, muy bien estructurada y respaldada por excelentes caracterizaciones. Y si a eso agregamos la válida propuesta de ideas y la deconstrucción del proceso político mexicano, tenemos un buen manjar fílmico, de agradable sabor y llenador.

Calificación: 8

Pablo

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