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Sé que en círculos de cine independiente hay gran cantidad de seguidores de la corriente Dogme 95, la cual busca la pureza del medio cinematográfico por medio de la negación de todas aquellas herramientas que han ido robando espontaneidad e impacto visceral al cine. La intención de esta corriente tal vez sea buena, pero al menos en mi opinión, está invitando a la creación de obras inferiores escudadas por los rígidos y a la vez permisivos parámetros de esta doctrina.

"Julien Donkey-Boy", aún cuando no se adhiere estrictamente a lo establecido por la corriente Dogme 95, ha sido proclamada como una de las mejores obras de esa ideología. Tal vez lo sea. Pero creo que dista mucho de tener el mismo valor como narrativa coherente.

El guión es inexistente. La trama, meramente esbozada, muestra la demencial vida familiar de Julien, uno de los más detestables (y aburridos) personajes en el cine reciente. Esto podría ser muy interesante, pero el director ha elegido una estructura fragmentada, donde diversos hechos de la vida del protagonista se muestran sin mucha interconexión o razón. Entiendo perfectamente que esto pretende transmitir la vision de Harmony Korine, el director, y que su desprecio por las herramientas narrativas convencionales es una manifestación artística. El problema es que veo difícil que dicha visión sea completamente honesta.

Korine tuvo efímera fama como el escritor de la controversial cinta "Kids". Su primera película como director, "Gummo", muestra igualmente una estructura obtusa e incoherente, pero al menos sus personajes son interesantes, y los visuales, aunque violentamente crudos, sirven como ilustración del estilo de vida de la patética gente que habita la historia. "Julien Donkey-Boy" busca el mismo impacto, pero aparte de su incoherencia, se percibe en su mayor parte falsa. Los actores (que, con una o dos excepciones, en realidad no son actores) se sienten sumamente estudiados, y sus absurdas acciones parecen dictadas por el conocimiento de que están en cámara. En "Gummo", al menos el realismo era perturbador. En "Julien Donkey-Boy" la falsedad corrompe la supuesta intención artística del director.

Pero no por todo eso la cinta carece de valor... hay escenas tan especiales que casi hacen que valga la pena ver esta película: el hombre sin brazos haciendo trucos de cartas y tocando bastante bien la batería, y el negro albino cantando un febril rap no le agregan mucho a la historia, pero son secuencias únicas, muy dignas de ser vistas al mismo tiempo como mórbidas curiosidades y como testamentos del espíritu humano.

Siempre que veo una película arrogante o brillante, según se quiera ver, y con la premeditada subversión que también muestra "Julien Donkey-Boy", recuerdo un ejercicio de cine que hace años (muuuchos años) realicé en la universidad. Junto con algunos compañeros teníamos que entregar un corto en video, y como sabíamos que con nuestros limitados recursos y muy amplia flojera no podríamos hacer algo que estuviera por encima del clásico cortito universitario, decidimos hacer un ejercicio absurdo, sin sentido alguno, y disfrazarlo de "arte". Así que grabamos escenas completamente dispares e incoherentes (un pez colgando de un hilo, fotografiado horizontalmente, humo saliendo de la boca de alguien, manos fotografiadas bajo el agua, reflejos distorsionados de caras reflejadas en papel de aluminio, etc.), las unimos en una secuencia sin razón ni estructura y lo acompañamos de música solemne y una voz profunda leyendo algún texto obscuro de Kafka. Diez de calificación. El corto era basura, simple y llanamente. Pero esa innata incoherencia, en opinión de maestros y compañeros de clase, sólo podía deberse a una profunda sensibilidad artística, que tal vez no comprendían, pero de algún modo respetaban. Si hubieran sabido que la motivación fue meramente la pereza, otra cosa hubiera sido.

Con este rollo quiero ilustrar que es muy sencillo disfrazar basura de arte. Y creo que la tarea de decidir debe estar fundamentada en el conocimiento de que no todo lo incomprensible es arte y no todo el arte es incomprensible.

Tal vez para algunos, "Julien Donkey-Boy" sea una obra maestra. Para otros será un engaño evidente. Por mi parte, me costaría trabajo recomendarla a pesar de varias notables escenas, pero por lo menos se atreve a ser vastamente diferente. Como dijo Calvin, en la tira cómica de "Calvin y Hobbes": "Lo malo del Avant Garde es que no se sabe quién engaña a quién". No puedo agregar más a eso.

Calificación: 5

Pablo

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Julien Donkey-Boy
(Julien Donkey-Boy)

1999
90 minutos

Dirigida y escrita por Harmony Korine.

Elenco:
Ewen Bremner .... Julien
Chloë Sevigny .... Pearl
Werner Herzog .... Padre de Julien
Evan Neumann .... Chris
Joyce Korine .... Abuelita
Chrissy Kobylak .... Chrissy
Brian Fisk .... Niño Charco