En últimas fechas se ha vuelto común ver a algún exitoso comediante cambiar
de giro y buscar validación como actor en el género dramático: Tom Hanks,
Robin Williams y Michael Keaton, entre otros, son los que mejor han logrado
esta transición. Desafortunadamente, una vez hecho el cambio, rara vez vuelven
a su primer oficio con el mismo entusiasmo. Pareciera que luego de probarse
como actores serios, pierden la espontaneidad y energía que les llevara a
la fama en el menospreciado (pero tremendamente difícil) género de la comedia.
Jim Carrey ha demostrado tener el talento necesario para brillar en cualquier
género, y es de regocijarse verlo de nuevo, tan maniáticamente como siempre,
trabajando con los hermanos Farrelly, que sin representar el pináculo de la
comedia, han encontrado su nicho en el subgénero de la comedia juvenil y escatológica
que tanta aceptación ha tenido en la última década.
"Irene, Yo y mi Otro Yo" es la más reciente obra de estos directores,
y aunque en ocasiones se vé en problemas para rebasar lo logrado con "There's
Something about Mary", creo que funciona mejor por la mera presencia
de una lumbrera como Carrey. Parecería que no se requiere de talento alguno
para caer al suelo, pero la realidad es todo lo contrario; este notable actor
está perfectamente en contacto con su instinto humorístico de tal forma que
su actuación y presencia física acentúan las a veces cansadas rutinas de esta
película, con lo que el resultado está muy por encima del nivel original del
guión.
La película sigue las peripecias de un policía de caminos que por variadas
razones esta a punto del colapso nervioso, y como mecanismo de defensa su
mente crea un alter-ego que libera toda la ira y frustraciones que su "yo"
normalmente reprimía.
Esto puede sonar un poco vago, no hay mejor explicación y es inútil tratar
de profundizar temáticamente. "Irene, Yo y mi Otro Yo" es una película
que recicla las rutinas cómico-escatológicas clásicas del género. Su argumento
es confuso, su tono irregular y todos los elementos imaginables (incluyendo
a los co-estelares) sirven sólo como escenografía y utilería para que la estrella,
en una especie de frenesí controlado, se encargue del humor de la manera que
mejor conoce. Lo que quiero decir con esto es que, al igual que pasó con las
películas de "Ace Ventura" o "Mentiroso, Mentiroso", esta
cinta sería un bodrio si no fuera por la presencia de Carrey (para muchos
será un bodrio por la misma razón, sin embargo).
Los únicos personajes que sobresalen por la excelente química que tienen entre
sí son los tres creciditos hijos del policía. No quiero decir más para no
arruinar cualquier sorpresa del guión (no me refiero a giros inesperados,
sino al elemento sorpresa que es tan importante para que el humor funcione);
baste decir que no me molestaría ver una película del mismo género estelarizada
por este particular trío. La co-estelar femenina, Renée Zellweger no es tan
afortunada; es bastante atractiva, tiene buena presencia y aceptable ritmo
cómico, pero también es arrollada por la avalancha de chistes, caracterizaciones
y desfiguros del protagonista.
En resumen, "Irene, Yo y mi otro Yo" es una película que aprovecha
adecuadamente bien el talento ya conocido de Jim Carrey, pero que por sí misma
sería una comedia mediocre. Para quien disfrute de su obra "clásica"
(como las mencionadas "Ace Ventura" y "Dumb and Dumber"),
será una cadena de risotadas y sonrisas. Para quien odie a ese actor o por
lo menos a su faceta de comediante desinhibido, será una tortura como pocas.
Usted sabe a qué bando pertenece. Por mi parte, reí a carcajadas en un par
de ocasiones y al menos sonreí en prácticamente todas las escenas.
Adicionalmente quiero mencionar que aunque tres películas previas de Jim Carrey
han sido adaptadas a caricatura para niños, debo advertir que el tono extremadamente
vulgar (pero nunca malicioso) de esta cinta puede invitar a pensarlo dos veces
antes de llevar a los niños.
Calificación: 7