De la inagotable fuente de originalidad que es Hollywood nos llega un "remake"
más; en esta ocasión toca el turno al legendario director William
Castle, quien en vida fué pionero en la interacción del público
con su película. Él diseñó el esqueleto flotante
(que cada noche se convertía en blanco de ataques con vasos de refresco
y palomitas de maíz), puso una ambulancia frente al cine para atender
a los miembros del público que sufrieran colapso nervioso por la "intensidad"
de la película (años antes de que Hitchcock usara este truco
en "Psicosis"), vendió seguros de vida a quienes entraban
al cine, por si morían de miedo; y mi favorito, las descargas eléctricas
en butacas selectas de los cines durante los momentos culminantes de "The
Tingler".
Como se aprecia, el gusto de Castle era por el espectáculo más
que por las películas mismas, y aunque suene herético, muchas
veces los "gimmicks" funcionaban como compensación de películas
poco afortunadas. Una de estas películas fue "The House on Haunted
Hill", la cual recibe ahora un nuevo tratamiento hollywoodense siguiendo
el fracaso de la execrable "La Maldición", de tema similar.
¿Cuál es mejor? Debo inclinarme por "Residencia del Mal"
sobre "La Maldición", tan sólo por el hecho de que
la intención no podría ser más diferente.
"Residencia del Mal" es una película de forma seria, pero
cuyo fondo chorrea sarcasmo. Las actuaciones reflejan esto, regodeándose
con líneas que hace cincuenta años ya estaban gastadas. Los
actores se están divirtiendo, pero más que el público
por desgracia.
La trama sigue a un excéntrico millonario y su obsesión por
asustar a la gente. Aprovechando el cumpleaños de su esposa, invita
a cinco personas a pasar la noche en un caserón previamente escenario
de una masacre cuando se utilizaba como manicomio. Quien sobreviva la noche
en ese lugar recibirá un millón de dólares. Hasta este
momento la película va perfectamente bien. El prólogo que narra
la tragedia en el manicomio es excelente, lleno de atmósfera y sorpresivamente
sangriento; el establecimiento de las extrañas manías del millonario
y su relación con su esposa funciona muy bien; hasta ahí hay
genuina originalidad. Pero en cuanto llegamos al desarrollo de la premisa
principal, la fórmula de casa embrujada se instala cómodamente
y toda originalidad se va por la ventana. Los cinco personajes, que con tanto
celo se buscó establecer antes de iniciar los procedimientos "terroríficos",
se vuelven intercambiables y su profundidad es igual a la de las víctimas
anónimas de cualquier asesino con máscara de los ochentas.
Por lo menos las sobreactuaciones son entretenidas. La ex-modelo Famke Janssen
ha demostrado un muy buen rango de actuación, y su participación
en "Residencia del Mal" sirve para lucir su adaptabilidad y su obvio
entendimiento del tono de las películas en las que participa. Geoffrey
Rush, ganador del Oscar por su actuación en "Shine", gesticula
y grita con tanta vehemencia que da gusto. El resto del elenco funciona tolerablemente
bien en papeles que repentinamente se van a pique ante la cansada fórmula
de "horror".
El "gimmick" de esta película, tal vez buscando emular temáticamente
los monstruos mecánicos de Castle, es que se mantiene el suspenso sobre
si los eventos inexplicables que ocurren durante la noche en cuestión
son de origen genuinamente sobrenatural o si son manipulados por el millonario
en su afán por asustar a la gente. O incluso, podría no ser
obra del millonario, sino de su esposa, o tal vez de algún otro invitado.
En ese aspecto tiene cierto éxito al hábilmente dirigir las
sospechas de uno a otro personaje, manteniendo razonablemente la coherencia
y la credibilidad.
Sin embargo, aunque tiene elementos rescatables y hasta buenos, el resultado
total es poco satisfactorio. Al igual que otras recientes películas
de su género, cae en el error de delegar la tensión y el miedo
a los efectos especiales, los cuales, aunque funcionales, no pueden competir
con el terror generado por una buena atmósfera y un guión preciso
y centrado en el horror psicológico.
"Residencia del Mal" es una película irónica, sin
pretenciones, que puede verse en caso desesperado, pero recomendaría
bajar lo más posible las expectativas para no resultar desilusionado.
La primera media hora es excelente por lo menos, y los actores contribuyen
en gran medida al marginal éxito que la película pueda tener;
y al menos yo disfruto de ver a Famke Janssen en cualquier papel.
Calificación: 5
1999
96 Minutos. Clasificación B.
Dirigida por William Malone
Escrita por Robb White y Dick Beebe
Elenco:
Geoffrey Rush .... Steven B. Price
Famke Janssen .... Evelyn
Taye Diggs .... Eddie Baker
Ali Larter .... Sara Wolfe/Jennifer Jenzen
Bridgette Wilson .... Melissa Margaret Marr
Peter Gallagher .... Donald Blackburn
Chris Kattan .... Pritchett
Jeffrey Combs .... Richard Vannacutt