Por fin, una película con un buen final. Bueno, relativamente.
Esta película es una labor impulsada por el amor de los creadores por la ciencia
ficción, sin ser una película de ese género, y definitivamente funcionará
mejor en los miembros del público que compartan ese amor, que tal vez sea
mejor descrito como "obsesión compulsiva". Debo aclarar que me considero
uno de esos individuos, de modo que he decidido abandonar temporalmente la
mediana imparcialidad que a veces imagino tener al escribir estos rollos y
mostrar mi cara real de trekkie (el término "trekker" me ofende,
pues supone que busco obtener con él algún elusivo grado de "cool",
cuando la realidad es totalmente lo contrario).
"Free Enterprise" es una comedia romántica cuyos personajes idolatran,
viven, respiran y veneran religiosamente todo lo relacionado con la ciencia
ficción, particularmente la serie de televisión "Star Trek" (el
Clásico, desde luego; algunos incluso cometen la abominación de hablar mal
de "Next Generation"). En el nivel de comedia romántica, he visto
mejores. La estructura no podría ser más trillada: muchacho y muchacha se
conocen, se enamoran, se enojan y luego se contentan. Todos son felices y
más sabios al haber ganado algún conocimiento sobre sí mismos y sobre el significado
real del amor. Bostezo.
Pero... durante este proceso hay literalmente cientos de referencias a trabajos
de ciencia ficción, tanto en los diálogos, escenarios, personajes e incluso
en las actuaciones, de modo que quien viva para eso se encontrará sonriendo
continuamente al ver su estilo de vida fielmente reflejado en la pantalla...
hasta cierto punto.
Los personajes son, creo yo, cien por ciento autobiográficos. Los escritores
han dado su nombre a los personajes, y, al menos en el caso de Mark Altman,
ex-editor de la mejor revista de ciencia ficción en tiempos modernos (SciFi
Universe, antes de que la comprara un monopolio editorial y la castrara con
sus filosas herramientas mercadológicas), sé que aunque repudia el estereotipo
del "nerd", acepta que muchos de los fanáticos no han podido (o
querido) evolucionar emocionalmente. Los protagonistas de la cinta, amigos
desde la infancia, se encuentran en este caso, y sólo la atracción por una
mujer los ayudará a funcionar de nuevo como miembros normales de la sociedad.
Sin embargo, el lazo que amarra a la película y le da una maravillosa identidad
es el mismísimo William Shatner, actuando como él mismo. Los protagonistas
lo conocen accidentalmente en una librería, y al entablar conversación se
dan cuenta de que está seriamente fuera de contacto con la realidad, pues
su mayor ambición es poner en escena un musical (con bongóes) basado en "Julio
César" de William Shakespeare, con Shatner mismo en todos los papeles.
Esta es la mejor auto-parodia de un actor, mucho mejor que la de John Malkovich
en "Being John Malkovich". Shatner aparece como un alcohólico egocéntrico
y despectivo de sus fanáticos (hay quien diría que esto no es parodia, sino
documental), y su mera presencia, con todo lo que connota, eleva esta película
a niveles de genialidad.
El final, como mencioné anteriormente, es realmente inspirado. No quiero revelarlo
para no arruinar la sorpresa; sólo diré que la última vez que alguna expresión
artística me conmovió tanto fué cuando por fin localicé la grabación que William
Shatner hizo de "Lucy in the Sky with Diamonds". Realmente brillante.
En resumen, para el público en general esta es una comedia romántica poco
novedosa y no muy buena. Pero para los fanáticos de la ciencia ficción, es
absolutamente indispensable; lo más cercano a un manifiesto público de los
principios y valores que gobiernan nuestras vidas. Y es también un buen recordatorio
de que, aún en la tercera edad, Shatner es un mejor actor de lo que por lo
general es considerado. Requirió mucho valor representar este papel, pero
pagó maravillosamente. Y no me refiero a dinero, sino a credibilidad.
Calificación: 9