De la Calle, por Pablo

Parece ser que la nueva tendencia del cine mexicano es mostrar tan crudamente como sea posible la realidad que la juventud experimenta en un país donde los contrastes sociales, económicos y morales son tan extremos que se prestan mucho a la parodia, la farsa o a la tragedia. Y así como la muy popular "Y Tu Mamá También" trató con jóvenes de clase media y alta, ahora "De La Calle" nos muestra la precaria existencia de un grupo de jóvenes prácticamente indigentes, tratando de sobrevivir un día más y a la vez encontrar cierto significado o sentido en su azarosa vida.

"De La Calle" nos narra un par de días en la vida de Rufino (Luis Fernando Peña), un muchacho pobre que trabaja como cargador en un mercado, lo cual le deja muy poco dinero por lo que se ayuda como mensajero de un pequeño círculo de narcotraficantes encabezados por un corrupto policía. Pero esa vida no complace a Rufino; él sueña con irse al puerto de Veracruz, para conocer el mar y trabajar como estibador en los muelles. Entonces le propone eso a Xóchitl (Maya Zapata), la muchacha con la que Rufino tiene ya un hijo, aunque por razones económicas no viven juntos. Ella acepta y al tratar de conseguir dinero para el viaje Rufino se mete en problemas con el policía corrupto. Al mismo tiempo, el muchacho se entera de que su supuestamente fallecido padre sigue vivo, y aunque el progenitor nunca ha mostrado interés alguno en Rufino, él insiste en buscarlo antes de irse a Veracruz con Xóchitl. Esta búsqueda se convierte rápidamente en una obsesión que pondrá en peligro a la pareja y los orillará a tomar decisiones que cambiarán sus vidas para siempre.

Esta película está basada en la celebrada obra teatral de Jesús González Dávila, y estimo que su adaptación a cine fué impulsada por el éxito internacional de cintas como la mencionada "Y Tu Mamá También", "Amores Perros" y "Perfume de Violetas" Al igual que ellas, tiene muy buena cinematografía, y el uso de locaciones es muy efectivo, pues retrata vivamente un estilo de vida que frecuentemente preferimos olvidar. Pero a diferencia de las mencionadas películas, "De La Calle" no tiene gran resonancia emocional con el espectador. El drama es profundo y las situaciones fascinantemente crudas, pero los personajes nunca logran conectarse con la historia, y por lo tanto se pierde buena parte de la emotividad que, imagino, el director buscaba.

Pero no por eso la cinta carece de interés. Los actores son buenos y logran prestar humanidad a los personajes. Con un par de excepciones las actuaciones son sutiles y sumamente realistas, a pesar del natural impulso por sobrevender el dramatismo de la historia. Sin necesidad de explicarlo se entienden perfectamente las causas por las que los personajes toman decisiones erróneas o cuestionables.

Sin embargo, el valor principal de la película no está en su narrativa, sino en la revelación de las condiciones en las que vive este olvidado segmento de la sociedad. El uso de indigentes reales (la mayor parte pre-púberes) así como de sus auténticas moradas en el sistema de drenaje forma un duro contraste con la vida "sobre la superficie", en la que incluso la satisfacción de necesidades básicas parece extravagante lujo cuando se compara con la infrahumana existencia de esos muchachos.

Entonces, "De La Calle" funciona mejor como cuasi-documental que como narrativa dramática, y tal vez por eso, para apreciar lo poco o mucho que tengamos, creo que es conveniente recomendarla como triste pero necesario recordatorio de que el sistema económico actual parece funcionar cuando olvidamos que los cenits sobre los que leemos en las revistas de finanzas tienen su nadir en personas reales con sentimientos tal vez enmudecidos pero palpitantes bajo su vejada humanidad.

Calificación: 8

Pablo

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De La Calle (De La Calle)

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