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Debo advertir que este escrito no pretenderá siquiera parecer objetivo.

Soy gran admirador del director John Waters; no sólo por las películas que ha realizado, sino en general por su visión del mundo y por la influencia que sus trabajos han tenido en el entorno cultural occidental en los últimos treinta años. Sus películas siempre muestran lo peor de la humanidad, pero nunca para denunciarlo o atacarlo, y mucho menos para moralizar. Waters cree firmemente en que la belleza y la razón son completamente subjetivos, y lo que escandaliza a unos puede ser la base moral de otros.

De esta forma las películas de John Waters se regodean en el mal gusto y en todo aquello que la sociedad civilizada repudia. Pero Waters no lo hace por impactar o escandalizar (bueno, tal vez un poco), sino porque genuinamente aprecia ese estrato social, esa subcultura ignorada, compuesta por desadaptados y por aquellos que, por azar, voluntad propia o diseño divino, se rehusan a tragarse los preceptos sociales inculcados por la fábrica de autómatas en que se ha convertido la vida moderna.

Además, sus películas son muy graciosas.

La historia de "Cecil B. Demented" comienza con el secuestro de Honey Whitlock (Melanie Griffith) una exitosísima actriz hollywoodense, quien se encuentra de visita en Baltimore para un evento de caridad. Sus secuestradores, Cecil B. Demented (Stephen Dorff) y su culto de cine-terroristas, tienen la visión de crear un estilo cinematográfico de realidad extrema, y obligan a Honey a estelarizar su película underground, cuyos preceptos creativos son: filmar la realidad con gente real y terror real. Al lado de esta corriente los seguidores de Dogme 95 parecen simples amateurs (y tal vez lo son).

Así como su película anterior "Pecker" funcionaba como una excelente sátira del mundillo artístico de Nueva York, ahora "Cecil B. Demented" representa una feroz pero hilarante crítica del sistema establecido por Hollywood para hacer películas, en el que la artificialidad y la popularidad han reemplazado la honestidad e integridad del autor. Y como Waters es realmente independiente, y usualmente excluido de la "realeza" hollywoodense, se puede dar el lujo de criticar abiertamente a individuos y películas específicos, que encarnan todo lo que está mal con el sistema establecido. El ataque a un cine que exhibe "Patch Adams: Director's Cut" por parte de Cecil y sus cultistas es a la vez hilarante y completamente apropiado, pues subraya todo aquello que ha convertido al cine en un negocio que explota al público a la vez que lo idiotiza haciendo que se trague los valores sociales que estén de moda.

Melanie Griffith es sencillamente perfecta como Honey Whitlock. Su actuación (o sobreactuación, según sea el caso) no podría estar más de acuerdo con el tono surreal de la cinta. Su gradual transformación es creíble y justificada, y logra preservar la personalidad de su personaje a pesar de la evolución que sufre. Stephen Dorff como Cecil y Alicia Witt como Cherish, una ex-actriz porno, forman el eje en torno al cual giran el resto de los cultistas, cada uno encargado de una tarea diferente, pero de acuerdo con sus excéntricos comportamientos. La pareja logra mantener la simpatía del público a pesar de sus cada vez más radicales actitudes y acciones.

Además de todo esto, Waters ha incluído un nivel más de contenido: el argumento de la película refleja con cierta precisión lo ocurrido a Patricia Hearst en la década de los sesentas. Ella, como nieta de Randolph Hearst (el magnate de los medios en quien se basó la película "Citizen Kane") representaba la clase alta de la sociedad con todos sus vicios y contradicciones. El secuestro de la muchacha por parte de un grupo de terroristas sacudió a los Estados Unidos, y sus eventuales consecuencias, aunque casi olvidadas, son testimonio de las inherentes fallas del sistema político occidental. No quiero entrar en detalles, pues arruinaría ciertas sorpresas de la película, que reflejan lo ocurrido con Patricia Hearst, quien obviamente tiene tan buen sentido del humor que incluso participa en la película como la madre de uno de los discípulos de Cecil.

"Cecil B. Demented" es una inmisericorde sátira de Hollywood, guiada por uno de los talentos que más derecho tiene para criticar, y que demuestra que aunque sus recientes cintas estén firmemente establecidas en el "mainstream", conservan la misma radical ideología, subversión y sobre todo humor de sus escandalizantes películas de antaño. Una muestra más del genio de John Waters, listo para irritar o divertir a su público. Sumamente recomendable.

Calificación: 10

Pablo

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Cecil B. Demented
(Cecil B. Demented)


Imagen © 2000 Artisan Entertainment

Artisan Entertainment
2000
88 minutos

Dirigida y escrita por John Waters
Editada por Jeffrey Wolf

Elenco:
Melanie Griffith .... Honey Whitlock
Stephen Dorff .... Cecil B. Demented
Alicia Witt .... Cherish
Adrian Grenier .... Lyle
Larry Gilliard Jr. .... Lewis
Maggie Gyllenhaal .... Raven
Patty Hearst .... La Madre de Fidget