Por lo general las películas de deportes comparten una estructura
perfectamente definida, que fué establecida seguramente por los antiguos
griegos, pero tal vez popularizada fílimicamente por "Pride of
the Yankees" allá en 1942. "Un Domingo Cualquiera" no
es la excepción; su estructura es exactamente la que se espera de una
película que trata de los "modernos gladiadores", en este
caso jugadores de futbol americano, pero afortunadamente, en manos del asombroso
Oliver Stone, dicha estructura se enriquece con fabulosas actuaciones y un
arco narrativo perfectamente definido; todos estos elementos dan como resultado
una película poco novedosa, pero enormemente entretenida.
Oliver Stone tiene una gran cantidad de detractores, quienes lo acusan de
paranoico, egocéntrico y de sufrir delirios de grandeza. Tal vez sea
cierto todo esto y tal vez no, pero indudablemente el señor sabe hacer
cine que satisface a la vez intelectual y visceralmente. Con esto no quiero
decir que "Un Domingo Cualquiera" sea una película intelectual.
Lo que quiero decir es que ha encontrado un muy buen balance entre emoción
visceral y contenido relevante.
La supuesta historia sigue algunos meses en la vida del equipo de los Tiburones
de Miami, quienes se encuentran en un mal momento de su carrera. El entrenador
y la dueña del equipo se encuentran en conflicto sobre qué camino
tomar para superar esa etapa, y la solución sólo logra enemistarlos
más, al tiempo que amenaza con destrozar irremediablemente su organización.
Como se aprecia, la trama no es muy original, pero funciona muy bien para
desarrollar una historia que trabaja maravillosamente en varios niveles.
En primera instancia, tenemos, como ya dije, el clásico tema de la
superación, y de los atletas fallidos luchando por regresar a la cima.
En segundo lugar, está el análisis "detrás de las
cámaras" de la industria del deporte. Evidentemente todo es negocio,
desde la lealtad de los fanáticos hasta la salud de los jugadores.
El poderoso dólar toma precedencia sobre cualquier anticuado concepto
de competencia y honor. Esto no es ninguna sorpresa, ni el director trata
de hacer que lo parezca. No se trata de un "exposé" sobre
las interioridades poco éticas del fútbol americano. En esta
película así son las cosas y punto.
El tercer nivel, y el mejor llevado, es el estudio de personalidades con el
que el director le da alma a sus personajes. Oliver Stone tiene la facultad
de sacar lo mejor de los actores con los que trabaja y en esta ocasión
su firme mano se ve sobre actores nuevos y veteranos por igual. De Al Pacino,
ni hablar. Su actuación tiene toda la calidad que uno espera, y su
flamboyante actitud encaja perfectamente dentro de esta película-espectáculo.
James Woods es perfecto como el médico del equipo, quien se preocupa
por sus jugadores, pero se preocupa un poco más por las consecuencias
económicas de sus decisiones. Ann Margaret tiene un fantástico
desempeño como la viuda del fallecido dueño del equipo. Su personaje
es el cliché de la amargada y alcohólica esposa de un millonario,
pero su actuación le agrega tanto a ese ingrato papel que se convierte
en una persona real, con una historia que apenas atisbamos, pero comprendemos
en instantes. Cameron Diaz tiene un papel central que requiere actuación
exagerada. Sin embargo, cerca del final tiene una escena asombrosa, donde
en silencio, sin diálogo, nos transmite claramente en un instante todo
lo que necesitamos saber sobre su personaje. Gran logro de una gran actriz.
La actuación más notable, tal vez es la de Jamie Foxx, a quien
nadie consideraría un actor serio en virtud de su execrable sitcom,
pero que brilla aquí con una sutil y dificil actuación que le
exige evolucionar de novato impulsivo a veterano centrado. Buen actor y buen
director al mando.
Visualmente, Stone continua su collage de técnicas, texturas y emplazamientos.
A quien le guste esto (como a mi), estará feliz por el dinamismo visual
de la cinta. A quien no, podrá causar un poco de nausea. El punto final
es que no se trata de adornos innecesarios que reemplazan la emoción
generada por la historia, sino de herramientas reales utilizadas para transmitir
el caos y fuerza de este supuesto deporte.
Quien no quiera verla por no gustar del futbol americano, no debe preocuparse.
Mi absoluta apatía hacia cualquier tipo de deporte organizado (y hacia
algunos de los desorganizados) me deja sin bases para evaluar la veracidad
de los puntos específicos que de este deporte se hacen en la película.
Ni siquiera sé si los equipos que aparecen son reales o no.
Afortunadamente eso carece de importancia. Disfruté mucho de esta película
aún sin saber a qué se refieren con "tercera y diez".
¿Tercera qué? ¿Diez qué? ¿Puntos? ¿Yardas?
¿Cervezas consumidas?. Sólo puedo suponer que los fanáticos
de este deporte (a quienes se recomienda ampliamente esta película)
disfrutarán más los detalles y jugadas, lo que agregará
una dimensión más a esta excelente película.
Calificación: 9
1999
162 Minutos. Clasificación C.
Dirigida por Oliver Stone
Escrita por Daniel Pyne, John Logan y Oliver Stone
Elenco:
Al Pacino .... Tony D'Amato
Cameron Diaz .... Christina Pagniacci
Dennis Quaid .... Jack "Cap" Rooney
Jamie Foxx .... Willie Beaman
Ann-Margret .... Margaret Pagniacci
James Woods .... Dr. Harvey Mandrake
Matthew Modine .... Dr. Allie Powers
LL Cool J .... Julian Washington
Jim Brown .... Montezuma Monroe
Charlton Heston .... Comisionado
Lauren Holly .... Cindy Rooney
Lawrence Taylor .... Luther "Tiburón" Lavay