Me imagino que desde el inicio de la narrativa los escritores (o narradores)
han buscado elementos y estructuras que generen interés en su público. Supongo
también que uno de los elementos más antiguos con esta función es la persecución,
cuya inherente atracción resuena emocionalmente en el centro mismo del cerebro,
donde residen los instintos primordiales que compartimos con todos los animales.
Es así como este mecanismo (la persecución) fue heredado por el cine y utilizado
con fines humorísticos, de suspenso y ciertamente románticos. Películas enteras
se han formado a su alrededor, y sea cual sea el objeto de la persecución,
frecuentemente es usada como clímax, resultando en el eterno enfrentamiento
entre el bien y el mal.
"60 Segundos" (remake de la película de mismo nombre filmada en
1974, escrita, actuada y dirigida por H.B. Halicki) busca explotar este concepto
y convertirlo en un fin por sí mismo. El resultado es eminentemente entretenido,
pero con nulo valor narrativo. La historia consiste en una cadena de clichés
adaptados al bajo mundo de los ladrones profesionales de automóviles: Kip
Raines, un ladronzuelo de coches, se mete en un serio problema, y para salvarlo,
su hermano Memphis, leyenda viviente del oficio, tiene que volver a las andadas
luego haberse retirado. Con la ayuda de una banda al estilo Robin Hood, tratan
de salvar la vida de Kip robando cincuenta automóviles en una noche.
Esta cinta puede ser percibida en dos niveles. Quienes sean estrictos seguidores
del oficio cinematográfico como expresión artística y exponencia narrativa
seguramente calificarán 60 segundos como un bodrio hollywoodense más, producto
de una cultura caracterizada por su nulo lapso de atención, debido de una
sobresaturación de videos musicales y publicidad donde la forma toma precedencia
absoluta sobre el fondo. Sin embargo, quienes aprecien el exceso fílmico de
Hollywood y la consecuente auto-parodia (a veces involuntaria) de ese estilo
encontrarán esta cinta muy divertida, en parte por el ridículo guión y diálogos
y en parte por el sutil sarcasmo que permea cada segundo de la película, lo
que le impide tomarse en serio a sí misma. Cuando se tiene que trabajar con
una historia tan absurda, este es el enfoque más saludable, creo yo, y es
un acierto que los creadores hayan decidido adoptar este tono súper ligero
de auto parodia, donde el elenco, equipo técnico y público participan en el
chiste y aceptan implícitamente que la única intención de la obra es divertir.
Sin embargo el resultado no es totalmente exitoso; volviendo a lo de las persecuciones,
la anticipación que sentía yo por ver una gran muestra de este arte desarrollado
por los dobles de cine, no fue completamente satisfecha. Aunque hay abundantes
corretizas con vehículos exóticos, ninguna logra llegar al nivel de emoción
y suspenso logrado en cintas como "Contacto en Francia", "Bullit"
o "Ronin". En parte la culpa de esto cae en la edición, realizada
en el tradicional estilo psicótico de las cintas de Jerry Bruckheimer, donde
cada toma no debe durar más de cinco segundos. Este estilo frenético no favorece
mucho al tema. Por centrarse exclusivamente en close ups barridos y cortes
rápidos a las partes cromadas de los automóviles se abandonan las tomas generales
que deberían haberse usado para establecer las situaciones y darnos es sabor
general de la persecución.
Los actores realizan su parte competentemente, y luchan con valor por mantener
el tono solemne de líneas involuntariamente hilarantes. El encuentro final
entre Nicholas Cage y Delroy Lindo es apoteótico; es simultáneamente la mejor
y la peor escena de la cinta.
"60 Segundos" será disfrutada por quien haya entendido que Showgirls
es una sutil sátira; por quien se emocione al ver pequeños aviones a escala
sostenidos por hilos atacando a un japonés sudoroso portando un pesado traje
de Godzilla; por quien acepte la validez del cine como mero entretenimiento
carente de contenido. Estudiosos de Tartofsky, evítenla como la plaga. Los
demás, dejen su cerebro en la puerta y disfruten este poco higiénico plato
de comida rápida que nos ha preparado Hollywood a falta de un platillo sano
y elegante.
Calificación: 6