Lo primero que pensé mientras veía los créditos de esta película fue en la
ironía de una cinta que narra parte de la guerra de independencia de los Estados
Unidos, pero que está dirigida por un alemán, producida por alguien de ascendencia
oriental y protagonizada por un actor inglés de nacimiento y australiano por
educación. Pero finalmente resulta apropiado, pues uno de los muchos mensajes
que busca transmitir "El Patriota" es el de que la diversidad cultural
es algo que debe atesorarse, y no combatirse. Este y otros muchos mensajes
sobre la familia, el patriotismo, la tolerancia y la amistad son muy loables,
y con un enfoque más sutil podrían ser bien recibidos. Pero envueltos en el
excesivo melodrama que gusta emplear el equipo creativo de Centropolis, tales
homilías se vuelven exasperantes, o en el mejor de los casos, meramente estorbosas.
La historia de "El Patriota" es tan antigua como la escritura: un
ex-combatiente condecorado se rehúsa a participar en una nueva guerra, pero
cuando las cosas "se vuelven personales", se ve moralmente obligado
a volver a las armas, para en el proceso crecer más como ser humano y aprender
que lo que nos define son nuestras acciones y no nuestra nacionalidad.
Mel Gibson puede ser un gran actor o un pésimo actor; aparentemente la diferencia
está en la inversión emocional que tenga por el guión. En esta ocasión, afortunadamente,
nos toca ver al "buen" Mel Gibson; desafortunadamente el director
carece del valor para presentar una historia que refleje la realidad de la
guerra, prefiriendo quedarse en el terreno conocido y probado de cintas como
"Las Arenas de Iwo Jima" que narraba los hechos de la segunda guerra
mundial vista a través de los ojos de la sociedad en la década de los cincuentas,
es decir, los malos son muy malos y los buenos son casi angelicales.
Para ilustrar esta actitud puedo poner como ejemplo que en la granja del protagonista
Benjamin Martin, aunque hay abundantes personas de raza negra, ninguno es
esclavo. Desde luego esto no se ajusta mucho a las condiciones sociales de
hace doscientos años; en realidad la presencia de esclavos le daría al protagonista
una ambigüedad moral que no coincidiría muy bien con la idea contemporánea
del héroe. De igual manera, cuando Martin se ve obligado a matar, el director
cuida que siempre haya una toma de reacción donde se muestre que no le gusta
lo que acaba de hacer, pero no tiene remedio. Y así, durante toda la película,
en cuanto hay posibilidad de elevar el personaje al de humano real y no héroe
de caricatura, el guión escoge la salida fácil, que deja a su personaje puro
hasta el fin.
Sólo en una ocasión la película se atreve a caminar en terreno poco pisado,
y cuando lo hace (en una escena que incluye niños y rifles) se percibe lo
que podría haber sido esta película en manos de un director más audaz.
Pero bueno, si descontamos estos obstáculos, queda una cinta entretenida,
de alto drama y con muy buen ritmo para sus 160 minutos de duración. Las escenas
de batalla son impresionantes y los efectos especiales bastante buenos. La
música de John Williams es tan rimbombante como se espera en una película
con este tema y en igual medida estorba y ayuda.
En general podríamos decir que "El Patriota" es una mezcla de "Braveheart"
y "Michael Collins", pero con el desmedido patriotismo y nula profundidad
narrativa de "Independence Day". Nunca aburre y puede llegar a divertir
si se está en el estado de ánimo apropiado. Recomendada en general para quien
no haga los ojos hacia arriba al ver a Mel Gibson corriendo en el campo de
batalla en cámara lenta, blandiendo la bandera norteamericana.
Calificación: 7