Crítica por Mateo Sancho Cardiel (desde el 49º Festival de San Sebastián)

No sé qué pasa con el cine español en este festival que siempre trae ambiciosas producciones, con repartos de campanillas y directores de prestigio para luego tirar todas las expectativas por la borda con argumentos terriblemente malos y ejecuciones soberanamente vergonzosas. Son, cronológicamente: "Volavérunt", "Plenilunio" y, este año, fiel a su cita, el bodrio indecente de "Visionarios".

Realmente, cuesta imaginar que una mente haya podido crear algo tan espantoso y, además, encontrar un apoyo económico sin duda sustancioso, porque el resultado es, no impresionista como explicaba el director, sino el peor de los dadaísmos, el anti-arte aplicado a la cinematografía, sin opción a la revalorización.

La razón de su estreno en San Sebastián ha sido, principalmente, encontrar el apoyo de las gentes que, volcadas con el proyecto, habían participado a su manera en él. Y, por lo menos, a ellos tenían el recurso de dedicarse a reconocer a la vecina o al compañero de trabajo engalanados con los trajes de la burguesía de la época anterior a la Guerra Civil. Al resto, no nos quedaba más que la tarea de encontrar la inexistente postura cómoda para echar una cabezadita, pues la proyección a las nueve de la mañana hacía el resto para que estos ciento diez minutos llegaran a hacerse francamente insufribles.

Como el título dice, "Visionarios" es la historia de unos jóvenes que conmocionan a la opinión pública al anunciar que han presenciado la aparición de la virgen en un pequeño pueblo del País Vasco. La incredulidad de unos, el oportunismo de otros y el fanatismo de los restantes crearán un caldeado ambiente paralelo al del fin de la Segunda República. Pero, si bien el argumento podría haber sido enderezado hasta reflejar de manera acertada el poder de las masas y la manipulación política, Manuel Gutiérrez Aragón se centra en historias secundarias y totalmente irrelevantes y crea un fresco absurdo, carente de interés, y consigue además sacar las peores interpretaciones de unos actores protagonistas que, hasta ahora, llevaban carreras interesantes. No se entiende cómo Emma Suárez, Eduardo Noriega e Ingrid Rubio actúan tan mal en esta película, por no hablar de una serie de secundarios que son para invitar a la directora de casting a que se dedique a otra profesión. Aunque también hay que reconocer que el guión ofrece frases que necesitarían de un genio para cobrar verosimilitud y, obviamente, ellos no lo son.

Así pues, "Visionarios" es una de las peores películas de nuestro cine reciente, pese a la dura competencia. Un derroche de medios técnicos, con deslumbrante fotografía y bonitos exteriores, para un despropósito de principio a fin, de los que causan indignación.

© 2001 Mateo Sancho Cardiel

La Butaca

Visionarios
(Visionarios)

Imagen © 2001