Crítica por Joaquín R. Fernández
No soy un especial entusiasta de la obra de Robert Rodriguez. Considero que se trata de un tipo ingenioso y con cierta habilidad para esto del cine, pero el hecho de que ahora esté trabajando en Hollywood se debe, sobre todo, a un golpe de suerte llamado El Mariachi. En resumen, no he visto en su trabajo nada especialmente talentoso. Esta negación, que molestará a muchos de sus fans, de ningún modo la digo en tono despectivo, ya que él, como persona, me cae bastante bien. Sólo quiero dejar bien claro que el talento, el verdadero talento, es cosa de unos pocos. Así, Rodriguez podrá hacer un cine más o menos decente, pero ni su obra ha revolucionado (al contrario, se limita a coger ideas de otros) ni las imágenes o guiones que nos ha ofrecido superan a los de otros de sus colegas de profesión.
Spy Kids, que rompe con los filmes violentos que hasta ahora ha hecho Rodriguez, es una típica producción familiar y, hasta me atrevería a decir, profundamente infantil. No hay nada en ella que nos recuerde a anteriores trabajos del cineasta, e incluso en ocasiones se vuelve tan dulce que hasta empalaga. El cinismo brilla por su ausencia, presentándonos a malos de dibujo animado que no tienen el ingenio que suelen poseer este tipo de personajes. Que conste, no denigro a la película, simplemente digo que Rodriguez, seguramente porque ha dejado que su mente de niño se adueñara por completo de todo su ser, ha dejado a un lado al público adulto y ha preferido construir un guión completamente blanco. A pesar de ello, el director presenta indudables aciertos en otros aspectos del filme. Así, visualmente es muy atractivo, y sus secuencias de acción son divertidísimas y espectaculares. Parece mentira que con treinta y cinco millones de dólares haya conseguido escenas tan impactantes como la persecución del Super Guppy por parte de las lanchas motoras o el vuelo con las mochilas autopropulsoras. La agilidad de Spy Kids en estos momentos es digna de elogio y supone, sin lugar a dudas, el punto fuerte del filme. También la elección del reparto es acertada, ya que Alexa Vega y Daryl Sabara, que interpretan a Carmen y Juni, llevan muy bien el peso de la película, haciéndonos olvidar el carisma de Antonio Banderas y la belleza de Carla Cugino (incluso Alan Cumming se muestra más sobrio que de costumbre). Por último, decir que echo en falta un mayor número de gags, pero me divirtieron especialmente dos: la aparición de la señora Gradenko después de que los niños le hayan quemado el pelo y el cameo de George Clooney como jefe de los Cortez (y cubriéndose los ojos para que no lo reconozcan).
Por último, la banda sonora, de previsibles sonidos latinos, es un compendio de músicas compuestas por un buen puñado de autores (Elfman, Boardman, Debney y varios de los chicos de Media Ventures, entre otros). No encuentro en la partitura ninguna unidad musical, y más bien se trata de una sucesión de ritmos que, de vez en cuando, se muestran eficaces en la pantalla. Lo que más me gustó fue la divertida y acertada canción del interesante compositor Danny Elfman.
© 2001 Joaquín R. Fernández
Imagen © 2001 Dimension Films
Dimension Films
2001
88 minutos
Dirigida, escrita y editada por Robert Rodríguez
Elenco:
Alexa Vega .... Carmen Cortez
Daryl Sabara .... Juni Cortez
Antonio Banderas .... Gregorio Cortez
Carla Gugino .... Ingrid Cortez
Alan Cumming .... Fegan Floop
Tony Shalhoub .... Alexander Minion
Robert Patrick .... Sr. Lisp
Teri Hatcher .... Srita. Gradenko
Cheech Marin .... Felix Gumm
Danny Trejo .... Machete