Crítica por Joaquín R. Fernández.
Cuando los mandamases de Hollywood se deciden a contarnos una historia que se desarrolla en países que no son los suyos, uno enseguida se pone a temblar. Por ello, no esperaba que de un tema tan complejo, el de los secuestros que llevan a cabo las guerrillas que pueblan algunos países americanos, se intentara narrar una historia cuando menos creíble (dejemos a un lado situaciones como la de los coches bomba, introducidas innecesariamente para darle más brío al asunto y conseguir así que algún espectador un tanto perezoso se despierte de su ensimismamiento).
Parece ser que Taylor Hackford, el director, es un hombre muy interesado por las culturas de habla hispana (de hecho, su español es bastante aceptable), y tal vez por ello su elección como responsable de Prueba de Vida no haya sido desacertada. Hackford retrata una sociedad desigual, repleta de políticos y militares corruptos que no utilizan precisamente métodos legales para terminar con las guerrillas; éstas, aún hoy excesivamente mitificadas, no tienen otro ideal que el de la extorsión y la droga. Aprovechándose de esta situación se encuentran, por un lado, las empresas que quieren instalarse en países conflictivos y que, desde luego, les importa bien poco las demandas y necesidades de la población, y de otro, las compañías dedicadas a resolver secuestros, funcionando como unas aseguradoras alarmantemente peculiares. En medio de todo ello, la verdad; es decir, el drama personal del secuestrado y de sus familias (atención al momento en que Alice y su cuñada se despiden en el aeropuerto), y las penurias de un pueblo que tiene que sobrevivir en el fuego cruzado que supone el eterno enfrentamiento entre los militares y las guerrillas (cuestión que está escasamente reflejada en el filme; no obstante, es interesante al respecto la secuencia en la que una empleada de la casa de Alice teme aportar datos que puedan ayudar a encontrar a Peter, pues no desea que alguien pueda tomar represalias contra su madre).
En definitiva, una película que es capaz de generar semejantes debates en el espectador no puede calificarse como mala. Ahora bien, Prueba de Vida tarda demasiado en arrancar, y la historia se ve perjudicada por la eliminación de las escenas de amor entre Alice y Terry. Además, hay determinados tópicos en algunos personajes (el guerrillero que le tiene manía a Peter) y situaciones (el secuestrado negándose a cumplir las órdenes de sus captores; el pasado de los protagonistas), pero, por suerte, Taylor Hackford demuestra su talento al ofrecernos una media hora final muy rica en intensidad (el rescate está muy bien dirigido) y las emociones.
De los actores, resaltar algo que todos sabíamos: Russell Crowe es un buen actor y tiene carisma; desgraciadamente, no se puede decir lo mismo de Meg Ryan, que se pasa media película con la boca abierta para demostrar pesar o sorpresa frente a las circunstancias que la rodean. Y en cuanto a Danny Elfman, no está especialmente brillante, aunque tiene temas buenos, como el que se escucha cuando hablan Alice y Peter; sin embargo, no hay nada memorable en su partitura, y tal vez el uso del sintetizador sea un tanto exagerado en determinadas secuencias.
© 2001 Joaquín R. Fernández