Crítica por Joaquín R. Fernández

Hoy en día es prácticamente imposible encontrar una comedia redonda, de ésas que tanto abundaban en décadas pasadas, repletas de ritmo y ataviadas con frases ingeniosas e inteligentes. Los guionistas actuales, que cobran millones y millones de dólares y tienen todo el tiempo del mundo para confeccionar sus trabajos, se dedican a impregnar sus obras con chistes facilones y situaciones extremas, olvidándose intencionadamente de la calidad, tan difícil de alcanzar. En un término medio se hallaría La Pareja del Año, que es un quiero y no puedo continuo, dejando una sensación de frialdad en el espectador, insatisfecho al comprobar cómo se ha desaprovechado un buen punto de partida.

La película avanza sin entusiasmo, como si sus creadores no tuvieran fe en ella y dejaran todo el peso de la función a los actores, sabedores de su talento. Aunque la sonrisa se presenta en nuestros rostros de vez en cuando, no hay ninguna escena de carcajada durante todo el metraje, y tan sólo el gag del doberman lanzándose contra el limpiacristales puede hacer que enseñemos algo los dientes. La historia se nos presenta exagerada, como si estuviéramos ante una grotesca película infantil (al respecto, ver las reacciones del directivo del estudio, que incluso no le importa que sus estrellas se suiciden con tal de conseguir publicidad con ello), aunque al menos se agradecen algunas de las ironías que se destilan a costa de Hollywood, como esas maratonianas jornadas de entrevistas en las que los astros del celuloide cuentan más mentiras que el infeliz de Pinocho. Ni siquiera funciona una de las posibles bazas del filme, la historia romántica entre Kiki y Eddie, demostrándonos que el pobre Billy Crystal no se ha molestado mucho esta vez con el libreto (debe guaradar todas sus mejores ideas para la gala de los Oscars).

Por tanto, y como apuntaba anteriormente, los verdaderos artífices de la decencia de este producto de Revolution Studios son los actores. Julia Roberts está adorable como la hermana tímida de Gwen, agobiada por la exultante fogosidad de la estrella de cine (tiene una escena muy buena en la que imita ante Lee las interminables órdenes que siempre le está dando su hermana; conviene verla, por supuesto, en versión original). Catherine Zeta-Jones está estupenda como la egoísta Gwen, importándole bien poco el burlarse del mundo al que pertenece y exhibiendo su talento y belleza en la mayor parte del filme. Los protagonistas masculinos no pueden hacer nada ante el carisma de estas dos actrices, aunque, por supuesto, Crystal y Cusack son buenos actores y consiguen que nos olvidemos del flojo guión gracias a sus interpretaciones.

James Newton Howard ha estado últimamente muy ocupado trabajando en películas de animación o de acción y misterio. Habiéndonos dejado una cosecha de gran calidad durante los pasados meses, tendremos que perdonarle que esta vez se haya esmerado lo justo como para resaltar únicamente en breves pasajes (aquéllos en los que aparece Kiki, melódicos y muy agradables). El resto, sinceramente, más parece música de dibujo animado que otra cosa. En todo caso, no soy un gran admirador de la música de Newton Howard para las (importantes) comedias románticas en las que ha trabajado. Esperaré ansioso, pues, la llegada de Atlantis.

© 2001 Joaquín R. Fernández

La Butaca

La Pareja del Año
(America's Sweethearts)

Imagen © 2001