Crítica por Joaquín R. Fernández
Menos de lo mismo; ése es el resumen de Parque Jurásico III, la innecesaria secuela de las anteriores películas dirigidas por Steven Spielberg. Es cierto que la película no produce bostezos y está bien hecha (sin demasiados alardes, eso sí), pero no tiene el encanto de Parque Jurásico ni la socarronería de El Mundo Perdido, por lo que su guión se pierde entre lo imposible, lo imprevisible y lo risible. Estas tres fatídicas características son las que lastran un resultado que, no obstante, no hacen olvidar los buenos momentos que el espectador pasa con determinadas escenas.
Si algo hay que agradecerle a Joe Johnston es que no se alargue demasiado con la presentación de personajes. De hecho, los protagonistas llegan a la isla Sorna nada más transcurrir quince minutos de película. A partir de aquí se suceden una serie de momentos trepidantes que entusiasmarán al espectador menos exigente. No aportan nada nuevo ni tampoco nos dejan patidifusos en nuestras butacas, pero hay algunas secuencias de acción meritorias (el ataque del avión en la pista del aterrizaje y la parte de los dinosaurios voladores), aunque me dejó mala sensación el hecho de que los minutos finales no son excesivamente espectaculares, rompiendo la tradición de las anteriores entregas. Por tanto, el lector se preguntará: "vaya, parece una película entretenida; tal vez no suponga un gran salto en efectos especiales, pero, ¿qué es lo que hace que no le entusiasme tanto?". Muy fácil: el guión. No sólo los personajes dicen tonterías de vez en cuando, sino que las hacen (sólo hay que ver a Amanda cuando ve el cadáver de su amigo) y, lo que es peor, se ven envueltos en situaciones realmente increíbles. ¿Es posible que un crío sobreviva entre tanto dinosaurio durante dos meses? Lo peor de todo es la falta de "mala leche" en el producto, algo que sí supo aportar David Koepp en El Mundo Perdido, sabedor de que tan sólo estaba participando en una máquina para hacer dinero. En fin, eso de edulcorar a los personajes funcionaba estupendamente en Jumanji, pero aquí se hace apestoso.
Respecto a los actores, el más correcto es Sam Neill, aunque me divierte un poco William H. Macy, que en todo momento se da cuenta de que no está trabajando en una película independiente, sino en un divertimento de Hollywood. A quien no soporto es a Téa Leoni: ¡qué mala actriz es! ¿Cómo ha podido medrar tanto esta mujer?
La banda sonora de John Williams para Parque Jurásico ha sido adaptada aquí por Don Davis; no lo hace nada mal, entre otras cosas porque sabe dónde insertar los míticos temas de Williams (la llegada del avión a la isla, por ejemplo), aunque también aporta novedades a la partitura, siempre dentro de un estilo muy marcado. Lamento, eso sí, que no se escuchen temas de El Mundo Perdido, sobre todo teniendo en cuenta que los protagonistas se encuentran en la isla Sorna.
© 2001 Joaquín R. Fernández
Imagen © 2001 Universal Pictures