Crítica por Fernando Bernal
Juan Carlos Fresnadillo es un tipo con (buena) suerte dentro del reciente cine español. Primero, su cortometraje Esposados fue elegido entre los cinco finalistas para los Oscar de la Academia de Hollywood y, ahora, debuta en la dirección con una película de holgado presupuesto, rodada en espectaculares localizaciones y un grupo de actores que, a priori, no puede resultar más atractivo. Su juventud y el talento mostrado en Esposados eran, por el momento, sus mejores y más válidas credenciales; sin embargo, Fresnadillo confirma en Intacto cualidades sólo esbozadas como su buen gusto visual, su dominio de la cámara, su capacidad para resolver situaciones complejas. Además, esta ópera prima contiene varias apuntes respecto a su estilo como una inclinación manifiesta por los personajes 'especiales', aquellos que se salen de lo habitual, y su dominio del análisis psicológico de sus protagonistas, que prima por encima de la acción dotando a su relato de una cadencia analítica y de un ritmo muy particular.
El guión, firmado por el propio Fresnadillo y Andrés Koppel, sigue los pasos de Federico (Eusebio Poncela), un verdadero especialista en descubrir a personas tocadas con el don de la suerte que no pasa por un buen momento de su vida tras perder el trabajo que tenía en un casino a las órdenes de Sam 'El Judío' (Max Von Sydow) y que éste le arrebatara su fortuna. Ahora, sus deseos se centran en vengarse de este siniestro personaje y para ello contará con la complicidad -a veces involuntaria- de Tomás (Leonardo Sbaraglia), un atracador de bancos, único superviviente de un accidente aéreo y en el que Federico cree percibir las facultades que en él han desaparecido. En esta intrincada trama también se implica una agente de la Policía (Mónica López) que persigue al ladrón y también trata de expiar una culpa de su pasado que la atemoriza.
Estos cuatro personajes componen los lados de la figura geométrica que Fresnadillo planifica con habilidad, capturando al espectador como un prestidigitador de clase, que, sin embargo, encuentra alguna dificultad a la hora de sellar los lados de esta particular construcción cinematográfica. Fresnadillo atrapa al espectador con su disección sobre las personas con suerte que son capaces de influir en los demás arrebatándoles su fortuna, y, además, se sumerge sin temor en el mundo de los bajos fondos, el hábitat natural de algunos seres siniestros (ex toreros que todavía desafían a su destino, millonarios aburridos en su adinerada placidez, etc...) que ponen a prueba sus dones en competiciones disparatadas en las que se mueve dinero y bienes materiales. Todo ello culmina en una especie de ritual en el que los privilegiados con suerte, elegidos por el destino, capturan la suerte de unos desconocidos -gracias a fotografías, donde Fresnadillo apunta la interesante idea de la virtualidad de los recuerdos- para ofrecérsela a Sam 'El Judío', la etapa final de esta particular competición a la que llegan muy pocos.
Todo este planteamiento cautiva y entretiene, dos elementos difíciles de proponer con equilibrio, hasta convertir a Intacto en una película sugestiva, rara dentro de la anquilosada producción nacional, a la que sólo se puede reprochar una falta de brío en su desenlace final, que baja el nivel sobre la intensidad del resto del relato. Sin embargo, Intacto sirve para apuntar con todos los honores a Juan Carlos Fresnadillo a esa exclusiva nómina de jóvenes directores (de momento, Alejandro Amenábar y en breve Jaume Balagueró) que pueden trasladar sin reparos su concepto de cine al engranaje de la poderosa maquinaria productiva de Hollywood. Por último, hay que agradecer a este debutante el regalo que supone para cualquier espectador ver a Max von Sydow haciendo esfuerzos por expresarse en español y contemplar que el paso del tiempo no ha afectado al magnetismo de su voz y que su rostro nos sigue trayendo a la memoria momentos sublimes de la historia del Séptimo Arte, muchos de ellos asociados al nombre de otro sueco magistral como es Ingmar Bergman.
© 2001 Fernando Bernal
Imagen © 2001