Crítica por Mateo Sancho Cardiel

Como si hubieramos metido en una coctelera "El club de los poetas muertos", "El indomable Will Hunting" y "Esencia de Mujer", "Finding Forrester" es un producto que, pese a que no está nada mal, es ciertamente poco original. Se ve que Gus Van Sant, tras el estrepitoso fracaso, casi tratado como sacrilegio, de su "Psycho", ha vuelto a retomar la línea que le dio con "El indomable Will Hunting" su mayor exito. Y, aunque no alcanza el nivel de ésta, sí obtiene un resultado muy agradable de ver y con ciertas dosis de filosofía y emoción.

El protagonista de esta historia es un chico negro del Bronx que tiene una mente superdotada. Por ello, es fichado por un colegio privado de niños pijos, lleno de prejuicios y de intereses. Mientras, conoce a un misterioso hermitaño que, con sus clases sobre la vida y la literatura, conseguirá hacerse un importante lugar en la vida del chico.

Pese a sus fallos, hay puntos para reflexionar en esta pelicula. Por un lado, nos ofrece un interesante relato de amistad entre dos generaciones, en que los roles de maestro-pupilo no estarán muy marcados, cada uno tiene mucho que aprender del otro. Ahí encontramos toda una leccion sobre nuestro miedo al fracaso, las presiones externas que pueden paralizar el talento de una persona, el riesgo del éxito. En fin, todo aquello que no nos deja dar rienda suelta a nuestros dones naturales. Pero, sin embargo, hay algo en "Finding Forrester" que, sin ser el argumento principal, sí es, bajo mi punto de vista, lo más interesante. Nos habla del sistema educativo, pero se puede hacer extensible a toda la sociedad. En el mundo actual se están creando personas-producto de inteligencia media, para que no sean tan tontos como para ser inútiles, ni tan listos como para ser incómodos. En la jeraquía social hay un miedo exacerbado entre las altas esferas que hace que aquellos que puedan hacer tambalear sus roles de superioridad sean inmediatamente borrados de su camino. Es decir, se trata de anular una independencia -una madurez propia-, sin pensar (o más bien, precisamente pensando) que es un factor fundamental para que el individuo se convierta en algo único e irrepetible. Así, estamos en una sociedad de mediocres que aletarga el desarrollo. Y es que esos personajes situados en lo alto de esta especie de "pirámide alimenticia" son aquellos frustrados que se resarcen de su fracaso enterrando el talento de los demás. Como se dice en la película, "no buscan que les des una respuesta, les gusta escucharse a sí mismos".

Pero lo que sin duda hace subir muchísimos enteros a esta película es la extraordinaria labor de sus intérpretes. Tres actores con Oscar forman este estupendo reparto. En papeles secundarios encontramos a F. Murray Abraham y a Anna Paquin. Sin embargo, el que llena la pantalla con su presencia -y probablemente vaya a llenar su estantería con el Oso de Plata- es Sean Connery. El genial actor ofrece una de sus mejores interpretaciones en un personaje lleno de matices, que él puede resumir en un leve movimiento de sus ojos. Toda una lección de maestría interpretativa. Por eso, dice mucho a favor de Rob Brown que, en su debut, consiga, si no estar a la altura, sí al menos no quedar totalmente eclipsado por Connery.

En definitiva, una pelicula recomendable, de la que se pueden sacar muchos fallos, como un ritmo algo lento, un desarrollo convencional y algo edulcorado, y unas pautas muy resabidas, pero que, en aspecto global, es un filme amable, que ofrece buenas frases y, sobre todo, grandiosas interpretaciones. Sólo por eso, merece la pena ver "Finding Forrester".

© 2001 Mateo Sancho Cardiel

La Butaca

Descubriendo a Forrester
(Finding Forrester)

Imagen propiedad de Universal Pictures