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Crítica por Joaquín R. Fernández

Es de dominio público que un buen puñado de cineastas de Hollywood se arriesgan a gastar millones de dólares en películas tremendamente sólidas en cuanto a su aparatosidad, pero completamente vacuas en su contenido. Puestos a desperdiciar el dinero en algo espectacular, ¿no es cierto que todo aquello que rodea al mundo del automóvil lo es? ¿Acaso ver coches destrozados no es algo que excita al público, capaz de vibrar en cuanto contempla semejantes amasijos de hierro? Sin embargo, si esto es así, ¿por qué demonios se producen tan pocas películas en las cuales uno se quede patidifuso con las piruetas de los especialistas en esto de manejar vehículos de cuatro ruedas? Que yo recuerde, la última producción que se vendió con dicha temática fue 60 Segundos, que, a pesar de su éxito, era bastante flojilla (Ronin, un filme más serio y mucho mejor rodado que el anterior, fracasó en la taquilla).

Ahora nos llega The Fast and the Furious (A Todo Gas), una película del discreto Rob Cohen, un realizador acostumbrado a los fracasos (Dragonheart, Daylight) que, sin embargo, está obteniendo importantes éxitos en los últimos tiempos (como The Skulls). Su película, construida en torno a un guión de trillado argumento que, sin embargo, contiene unos decentes diálogos (muy lejos de las vergonzantes palabras que surgían de los protagonistas de 60 Segundos) e interesantes personajes, se desarrolla a través de una estética habitual en este tipo de productos dirigidos a la gente más joven, por lo que uno acaba un tanto harto de tanta exhibición con la cámara y, peor aún, de tanto ruido sin sentido (a todas horas suenan canciones que a punto están de destrozar los tímpanos del espectador).

¿Quiere esto decir que el filme es malo? No, simplemente apunto que aborrezco este tipo de modas que despersonalizan completamente una película y que incluso impiden que nos enteremos un poco de qué va el asunto (ya saben, moviendo la cámara continuamente a lo Michael Bay). De hecho, hay una escena muy buena (Brian diciéndole a Mia que es un policía) que está completamente desaprovechada por culpa de los insistentes ritmos que escuchamos de fondo, apagando así por completo las suaves notas melódicas que intentan escalar tal amalgama de ruidos. Por suerte el señor Cohen se vuelve más comedido durante la media hora final, momento en el cual podemos disfrutar del largo y entretenidísimo desenlace que, sin duda, satisfará los aficionados del género, dejando a la ya olvidada 60 Segundos para los adictos al mando a distancia (así podrán pasar los aburridísimos pasajes en los que no sucede absolutamente nada).

Como comentaba anteriormente, la música de The Fast and the Furious (A Todo Gas) no me ha gustado nada. No sólo se basa en una interminable sucesión de canciones a cada cual más ruidosa, sino que la música instrumental se construye con ritmos y más ritmos, formando un conjunto muy parecido al de Trevor Rabin en 60 Segundos y, por tanto, sin progresión dramática alguna. Lo curioso de esto es que hay destellos de calidad entre tanta mediocridad, pero se trata de breves pasajes que no libran a la partitura de su manifiesta futilidad. Esperemos que el señor BT (más conocido en su casa como Brian Wayne Transeau) haga algo mejor en una próxima ocasión.

© 2001 Joaquín R. Fernández

La Butaca

Rápido y Furioso
(The Fast and the Furious)


Imagen © 2001

Dirección: Rob Cohen.
País: USA.
Año: 2001.
Duración: 107 min.
Interpretación: Paul Walker (Brian Earl Spilner / oficial Brian O'Conner), Vin Diesel (Dominic 'Dom' Toretto), Michelle Rodriguez (Letty), Jordana Brewster (Mia Toretto), Rick Yune (Johhny Tran), Chad Lindberg (Jesse), Johnny Strong (Leon), Matt Schulze (Vince), Ted Levine (sargento Tanner), Ja Rule (Edwin).
Guión: Gary Scott Thompson, Erik Bergquist y David Ayer; basado en un artículo de Ken Li.
Producción: Neal H. Moritz.
Música: BT.
Fotografía: Ericson Core.
Montaje: Peter Honess.
Diseño de producción: Waldemar Kalinowski.
Dirección artística: Kevin Kavanaugh.
Vestuario: Sanja Milkovic Hays.
Decorados: Florence Fellman.