Crítica por Mateo Sancho Cardiel desde el 49º Festival de San Sebastián
El cine español vuelve a sorprender. La película de José Luis Guerin, "En construcción" es sin duda una de las mejores a competición, y tiene prácticamente seguro su puesto en el palmarés. Y es curioso que el mérito de esta gran rareza es que no tiene argumento, está construida a base de secuencias independientes pero suculentas por sí mismas.
Guerin cede su voz al pueblo, nos sitúa en la construcción de un edificio en el Barrio Chino de Barcelona como contexto para crear un retrato fidedigno, desnudo, auténtico de un estrato estigmatizado socialmente, pero al que sabe sacar una hermosura, un encanto, una poesía que dotan a esta película de una calidad poco convencional. Es un relato multilateral, en el que los personajes sólo nos son mostrados en sus presentes, en cómo afrontan el día a día. Sus inquietudes o sus banalidades, sus virtudes y defectos, sin afectaciones y con una selección tan magnífica que sostiene dos horas largas de metraje sin apenas baches que aburran a un espectador asustado ante el término de "cine experimental" y reconciliado con él tras la proyección de esta película.
Es la revancha de un arte que ha buscado en tantas ocasiones el glamour en la ficción, que no se ha dado cuenta de que en la calle, en la realidad más absoluta, hay todo un mundo plagado de una belleza atípica. Un anciano que filosofa sobre sus filias y sus fobias, jóvenes adolescentes que afrontan el amor... Cultura de refranero, sabiduría popular que existe desde que el mundo es mundo. Pero no todo es de color de rosa en este barrio que está a punto de ser destruido para desarrollas nuevos planes constructivos. También se nos muestra una vida de emigración, con gente cualificada intelectualemente que sólo encuentra trabajo como peón de albañil. Es la vida, ni más ni menos.
Tres años de trabajo ha costado la realización de esta película, basados en la paciencia ante la construcción real de la casa que se muestra en la cinta. La cámara tan sólo observa, ni juzga, ni critica; no subjetiviza, refleja y ahí está su gran valor. Diálogos frescos, personajes reconocibles, reacciones cotidianas. No se sabe lo que está escrito, lo que está improvisado o captado. Hay momentos algo menos interesantes, y resulta algo incomprensible la escena final, pero eso no empaña dos horas de diversión realmente enriquecedora. La prueba fehaciente de que existe arte, ingenio, filosofía y humor vagando introvertidamente por los barrios de nuestro país, bajo cualquier disfraz, uniforme, cultura o religión, lejos de los círculos intelectuales o medios públicos. Gente corriente que ofrece una cultura sumergida de valor incalculable. Y es un verdadero placer ver cómo queda inmortalizada en el celuloide a través de esta película magnífica: "En construcción".
© 2001 Mateo Sancho Cardiel
Imagen © 2001