Crítica por Fernando Bernal
Mrs. Jones y su excéntrico mundo
Pocas veces el éxito de una novela o de una pieza teatral tiene su prolongación
perfecta cuando se realiza la adaptación a la gran pantalla. El principal
factor en su contra es que el director encargado de este propósito no logra
acertar a la hora de poner en imágenes las escenas, personajes y descripciones
que el autor literario -gracias al inmenso poder evocador de la palabra escrita-
ha plasmado en su novela. Esto ha dado lugar a clamorosos desastres que han
derivado en polémicas entre los partidarios del director y los del creador
del original.
Con 'El Diario de Bridget Jones' nos encontramos ante un fenómeno particular. Primero, el libro, un best-seller de contenido y planteamientos comerciales, se convirtió en un verdadero fenómeno de masas desde el mismo momento de su publicación en 1998, primero en el mundo anglosajón y, luego, merced a la influencia de los medios se extendió por todo el mundo reventando las siempre despreciables listas de ventas. Y, en segundo lugar, una directora debutante como Sharon Maguire ha conseguido que el mismo éxito se repita con la versión filmada de la vida convertida en diario de esta treintañera británica que busca su lugar en el mundo pese a todos los obstáculos que éste pone en su camino. La explicación lógica de este hecho es que detrás de la producción y del guión del filme se esconde la 'madre' de la criatura Helen Fielding, una periodista que consiguió que la vida Bridget Jones se erigiera en el reflejo de los problemas e inquietudes de sus apasionadas lectoras pero sin descuidar a sus lectores masculinos puesto que 'El diario de Bridget Jones', más allá de un acercamiento velado a posturas feministas, es una nueva recreación de la eterna guerra de los sexos.
La adaptación cinematográfica recrea -sin descuidar su primigenia condición de diario escrito con saltos constantes de espacio y tiempo- un año en la vida de esta joven que se propone acabar de una vez por todas con sus problemas con los hombres, el sexo, el alcohol, el tabaco y la maldita báscula que le recuerda gramo a gramo que su peso aumenta. Sharon Maguire hace gala de un toque 'british' que contagia el relato de un humor sutil, basado en el poder de las palabras. Sin embargo, uno de sus aciertos es que exhibe también su talento a la hora de sumergirse en la comedia más física, como queda demostrado en la escena en la que los dos pretendientes de Bridget (magníficos Colin Firth y Hugh Grant en una actitud autoparódica de su condición de perfectos gentlemen ingleses) se disputan su amor a mamporros.
Los productores del filme aseguran que el principal escollo para poner este diario en imágenes residió en el proceso de cásting que se llevó a cabo para descubrir quién sería la voz, el cuerpo y la cara de Bridget Jones y que se prolongó a la largo de dos años. Pueden estar satisfechos los encargados de esta parcela porque la estadounidense Renée Zellweger derriba todas las barreras culturales existentes entre su país de origen y Gran Bretaña para dar vida a esta singular heroína moderna y de este modo confirmar lo que muchos alabaron -de una forma un tanto desmesurada- de su trabajo en 'Nurse Betty', de Neil LaButte.
'El diario de Bridget Jones' es un filme colorista y ágil que hace de su falta de pretensiones su principal virtud. Ni Sharon Maguire, ni Helen Fielding pretenden abordar desde la trascendencia asuntos complejos, simplemente hacer pasar un rato divertido a un público que se siente retratado, y muchas veces caricaturizado, en la vida de la señorita Jones, en sus pretendientes o en su alocado grupo de amigos (a unir también a la magnífica nómina de secundarios de este largometraje). Además, las peripecias de Bridget Jones recuperan ciertos aspectos muy destacables como la ironía y la critica social, tan presentes en la tradicional comedia británica y que en la actualidad se encontraban un tanto perdidos ante la ola de modernidad que se impone en el 'nuevo' cine inglés.
© 2001 Fernando Bernal
Imagen © 2001