Crítica por Joaquín R. Fernández
Aunque Bait parte de una premisa interesante (un hombre que es utilizado como cebo para llegar hasta un peligroso criminal), su desarrollo no llega en ningún momento a cautivar al espectador, que por momentos cae en cierto hastío al comprobar que las desventuras de Alvin no son todo lo trepidantes que deberían ser. La película usa un recurso parecido al que Tony Scott empleó en Enemigo Público (el seguimiento de una persona a través de sofisticados artefactos técnicos), pero falla en aquello que sí se daba en el filme producido por Jerry Bruckheimer: el entretenimiento.
Bait se hace demasiado larga (algo que se adivina ya desde su interminable introducción), y está plagada de chistecillos tontorrones que brotan de la boca de Jamie Foxx con la misma facilidad con la que el malo de turno huye de la policía. Por tanto, el desinterés es general, a pesar de que algunas secuencias concretas logran despertarnos de vez en cuando, y asumiendo incluso que algún gag te hace incluso sonreír (como cuando se acopla el sonido del micrófono que Alvin lleva en su boca con la radio encendida de un coche en el que viaja).
Establecida, pues, la mediocridad general de la película, ¿hay algo en ella que se pueda salvar? En primer lugar, parte de la realización técnica de Antoine Fuqua. Porque, si bien es cierto que rueda algunas escenas de acción bajo las incómodas pautas de la confusión (que desgraciadamente tan de moda están hoy en día), no debería obviarse sus evidentes ganas de no caer en el conformismo; así, Fuqua busca planos sorprendentes, algo que se resume en la secuencia final del estadio de beisbol. Por otra parte, me encanta la interpretación de David Morse, por lo que recomiendo ver la película en versión original. Sin duda, Morse es un actor de variados registros, siendo su versatilidad una puebra palpable de su valía. Desgraciadamente, no se puede decir lo mismo de Jamie Foxx, que está insoportable.
Finalmente, tengo que reconocer que he visto esta película únicamente para escuchar la banda sonora de Mark Mancina. Alejado de la escena cinematográfica desde Tarzán, el compositor se acerca exageradamente al estilo que ya empleara en Dos Policías Rebeldes y Con Air: ritmos y más ritmos inundan el metraje, escuchándose verdadera música únicamente en los momentos de acción. Atención a la que se oye en la escena inicial del camión y, sobre todo, a la que magistralmente se superpone cuando Alvin intenta rescatar a su mujer, alejándola de un coche que está a punto de explotar a causa de una bomba. En fin, es de suponer que esto es lo que quería Fuqua, ya que Mancina volverá a trabajar con él en Training Day, un filme protagonizado por Denzel Washington y Ethan Hawke que, por suerte, tiene mejor pinta que Bait. Esperemos que entonces no haya tantas canciones como aquí.
© 2001 Joaquín R. Fernández
Imagen © 2000