Crítica por Joaquín R. Fernández
Hay películas que, sin ser malas, se visionan con agrado, pero no dejan una especial huella en el espectador. Mirada de Ángel pertenece a este grupo, siendo un típico drama de traumas y rencillas familiares que ya hemos visto en anteriores ocasiones, no ya en la pantalla grande, sino también en telefilmes de tres al cuarto. No hay ninguna novedad en la trama, que se desarrolla con cierto interés, y ello a pesar de producirse un profundo bache a la media hora de metraje, justo cuando se ahonda en la relación de Sharon y Catch (la escena del contestador es risible, al igual que los caprichosos comportamientos posteriores de los protagonistas). Hay que advertir que la historia no esconde sorpresa alguna, y ya desde su comienzo se van dando pistas para que sepamos cómo va a terminar. El misterio que esconde Catch tampoco es para tanto, por lo que al final lo que nos encontramos es un cúmulo de sentimientos y despechos, ya se produzcan éstos entre los amantes o entre Sharon y su familia. No hay nada más, un guión sencillo, una peliculita agradable, de ésas que no irritan mucho, y la sensación de indiferencia que se produce en cuanto las luces del cine se encienden. El director, Luis Mandoki, que está completamente encasillado en este tipo de productos, tampoco es que sobresalga mucho, aunque pone todo su empeño en ofrecernos un producto de eficaz factura técnica, como se ve en las escenas iniciales del accidente.
Jennifer Lopez, absoluta estrella de la función, se deja querer por la cámara, exhibiendo sin pudor su carisma y demostrando su eficacia en las escenas más dramáticas. Jim Caviezel anda un tanto zarrapastroso en sus últimas películas (recordemos Cadena de Favores), aunque esta vez eso ayuda a la hora de dotar de credibilidad a su compungido personaje. Reseñar, por último, la adecuada presencia de Sonia Braga como la madre de Sharon.
Marco Beltrami, que adquirió cierto renombre gracias a su trabajo en la saga Scream, se aleja por fin de sustos y persecuciones para ofrecernos un trabajo mucho más intimista. Su partitura se inicia con una adecuada música para las escenas del accidente, acompañada eficazmente por la placible (y típica) presencia de unos coros femeninos. Sin duda, me quedo con su parte melódica y con los momentos que se escuchan durante la persecución de aquéllos que atentan contra Sharon y sus compañeros.
© 2001 Joaquín R. Fernández
Imagen © 2001